Eyare, un gorila occidental de tierras bajas de solo dos años, murió la semana pasada en el Zoológico de Calgary, Canadá, tras ser golpeado accidentalmente por una puerta hidráulica activada por un trabajador.

El personal intentaba separar al animal para una sesión de entrenamiento en solitario.

Colleen Baird, directora de cuidado animal, lamentó profundamente la tragedia y aseguró que se implementarán nuevas medidas de seguridad para evitar que hechos similares se repitan.

La institución enfrentó críticas de organizaciones como el Fondo Legislativo de Justicia Animal, que pidió una investigación independiente sobre las prácticas del zoológico.

Aunque el Zoológico de Calgary refutó las acusaciones de una alta tasa de muertes no naturales, reconoció que en los últimos 10 años han ocurrido dos incidentes similares, incluyendo el de una nutria en 2016.

Las autoridades prometieron una revisión exhaustiva de los protocolos y la exploración de alternativas más seguras, como nuevas tecnologías para las puertas de los recintos.

El Zoológico de Calgary, que alberga a más de 4.000 animales de 100 especies diferentes, subrayó su compromiso con el bienestar animal.

La muerte de Eyare resalta los riesgos asociados con errores humanos en instalaciones zoológicas, al tiempo que impulsa un debate sobre la necesidad de reforzar la supervisión y los estándares de seguridad en este tipo de centros.

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