El Real Madrid acaricia las semifinales de Liga de Campeones
El Real Madrid acaricia las semifinales de Liga de Campeones ocho años después, tras golear 4-0 a un Tottenham condicionado por la expulsión de Peter Crouch a los quince minutos, en la noche perfecta de Emmanuel Adebayor, autor de un doblete, que lanza al equipo de José Mourinho en la búsqueda de la Décima.
Enterradas sus opciones ligueras, el Real Madrid afrontaba una final en un escenario que se había acostumbrado a no pisar. Tras seis fracasos consecutivos asomaba por los cuartos de final de Liga de Campeones con un nuevo perfil. El que ha sabido dar José Mourinho, en una enseñanza a competir que había perdido.
La ansiedad por el éxito condujo a la precipitación al Real Madrid en fases de la primera parte y al éxito en la segunda de un encuentro condicionado desde el minuto 15. Un error infantil del gigantón Peter Crouch. Dos entradas a destiempo le costaron dos amarillas. La segunda, con los tacos por delante, sería una acción que pasaría inadvertida en Inglaterra. En Europa, hay distinto rasero y el Tottenham se quedó 75 minutos en inferioridad numérica.
Y con desventaja en el marcador. Porque la salida en tromba del Real Madrid había encontrado un rápido premio. En un ambiente de gran noche europea del Santiago Bernabéu, con la herida abierta del varapalo liguero ante el Sporting, y sintiendo la recuperación de señas de identidad con el regreso de futbolistas claves como Xabi Alonso, Marcelo o Cristiano Ronaldo.
Era el día para forzar, para jugar al límite. Marcelo y Cristiano no tenían el alta médica pero su participación era clave. El Real Madrid recuperaba el factor sorpresa del brasileño. La pegada del portugués. Regresó con ansia. Jugándose cada balón que caía en sus pies. Tras dos intentos fallidos apareció la cabeza de Adebayor.
Tiene tomada la medida el togolés al Tottenham. Le hizo ocho goles en su etapa en el Arsenal. El primer balón que tocó lo envió a gol. Saque de esquina que cabeceó con potencia para silenciar las críticas recibidas por sus goles fallados el pasado sábado. Con el 4-2-3-1 su juego recuperaba el sentido perdido.
Y en ese panorama inmejorable se plantó el Real Madrid. Con ventaja en el marcador y ante un rival condicionado por la expulsión de su referencia ofensiva. No lo digirió bien hasta el descanso. No encontró el camino. Estático en ataque se convirtió en un equipo previsible. De la presión y velocidad inicial se pasó a más tensión que fútbol.
El meta brasileño Eurelho Gomes no tuvo problemas para sacar intentos de Di María y cuando muchos se olvidaban de una de las estrellas en el campo, apareció Gareth Bale para advertir de su peligro. Había comenzado por la derecha, para buscar las cosquillas a Marcelo, pero terminó en su sitio natural, la izquierda, para encontrar espacio a la espalda de Ramos.
El ambiente festivo que se vivía en el Bernabéu se silenció a los 33 minutos. Bale encontró una autopista a un balón en largo y ante Casillas disparó al lateral de la red. Mientras el Tottenham mostraba sus cartas, el Real Madrid se desesperaba con los árbitros. Ninguno de los seis en el campo vieron las manos de Dawson dentro del área a un chut de Di María. Fueron los únicos en todo el estadio.
Repitió su salida con fuerza en la reanudación. Los mensajes de Mourinho en la previa tenían doble rasero. Dar por válido el empate era una pose. Apretó el acelerador y encerró a su rival en el área. Quería sentenciar. Harry Redknapp sacrificó la calidad de Van der Vaart para buscar alguna contra con la rapidez de Defoe.
Atacaba sin espacios el Real Madrid. Necesitaba la estrella apagada de Özil, imaginación en el último pase entre líneas. Ante su ausencia explotó su superioridad por las bandas. Con centros que buscaron a un inspirado Adebayor. Tras un zurdazo ajustado al palo de Cristiano, el togolés se disfrazó de héroe.
Un nuevo saque de esquina, esta vez en acción ensayada. Toque en corto a Marcelo que encontró con su centro la cabeza de Adebayor ante la estatua de Gomes. "Manolito" cantaba el Bernabéu. El éxito a la insistencia de Mourinho en la necesidad de un 9 en el mercado invernal. Hoy, Benzema en la grada lesionado. Higuaín justo de forma recién recuperado de su lesión.
La eliminatoria estaba encarrilada y el Real Madrid podía dejarla sentenciada. El Tottenham acusaba el esfuerzo y terminó hincando la rodilla tras la lucha. En su enésimo intento, Di María encontró el gol soñado. Partiendo desde la derecha, en el pico del área grande. Recortes hacia fuera para soltar un zurdazo a la escuadra.
El objetivo estaba conseguido. Tocaba disfrutar con un Bernabeú encendido y calmar la ansiedad de Cristiano, que a dos minutos del final encontró el gol buscado toda la noche en una de las pocas veces que jugó en equipo. La goleada amortigua la caída liguera y demuestra que el Real Madrid de Mourinho puede ser letal en competiciones con eliminatorias que no premian la regularidad. La Copa del Rey y la Liga de Campeones son sueños que pueden hacerse realidad.
Agencia EFE