Diversas reacciones ha generado el hecho de que la prensa privada ecuatoriana haya dedicado generosos espacios al informe de Amnistía Internacional (AI) 2013, que denuncia la presunta persecución en contra de dirigentes indígenas y campesinos, y que afirma que el Gobierno de Rafael Correa no respeta la libertad de prensa y de expresión.        

El 23 de mayo pasado, medios privados titularon: “Informe de AI objeta la no consulta a Sarayacu y juicios por ‘terrorismo’” (El Universo); “Amnistía Internacional: En Ecuador hay acoso a los indígenas” (Hoy); “AI: Ecuador no respeta derecho a consulta previa” (La Hora); “Amnistía Internacional denuncia que Ecuador no respeta derecho de indígenas a ser consultados” (El Mercurio, de Cuenca).                

Personas consultadas coinciden en que AI y la prensa deberían  verificar, contrastar e investigar si en realidad hay violación de derechos humanos en el país  antes de hacer público ese tipo de informes.

Matilde Mora, ex presidenta ejecutiva de AI-Ecuador, en entrevista con este Diario indicó que hace un año envió una carta a la sede del organismo en Londres. Allí le indicó a la funcionaria Prudence Lambert: “Si no hubiera libertad de prensa en Ecuador, no verías los más terribles comentarios acerca del presidente Correa.

Lo que pasa es que ahora ya tienen que pagar impuestos y en su tremendo poder económico los dueños de medios de comunicación recurren a toda calumnia para salir libres de culpa”.   

Dijo que si se contrasta cuál era antes el modo de actuar de AI y cuál ahora, “tendríamos que concluir  que o se han derechizado o persiguen otros intereses”. Por ello, sugirió aprovechar estos momentos históricos “para hacer más fuerte la conciencia de los ecuatorianos, de niños y jóvenes, porque son ellos los que tienen que educarse para defender las libertades. Y también exigir, sobre todas las cosas, la honestidad de los medios de comunicación”.       

Alexis Ponce, activista de derechos humanos por más de 25 años, en reiteradas ocasiones ha cuestionado la metodología utilizada por AI para elaborar su informe, en el que afirma que el Gobierno de Ecuador, por ejemplo, utiliza la justicia para criminalizar la protesta social.

Dijo a la prensa que AI, al parecer, se ancló en el pasado, es eurocéntrica y nortecéntrica, y descuida los procesos de cambio y las nuevas realidades de América Latina.

La revista América Economía, bajo el título “La visión parcial del informe de Amnistía Internacional”, en un editorial publicado el 23 de mayo pasado escribió: “Si basáramos todo nuestro conocimiento de América Latina en la lectura del último informe de AI sobre la situación de derechos humanos en el mundo, pensaríamos que en la región no hay justicia, que la violencia va en aumento, que fuerzas policiales torturan  ciudadanos, que hay intentos de exterminar a los indígenas en varios países, que el crimen organizado está ganando terreno y que la violencia va en aumento”.

Añadió que “la lectura del informe deja al lector una imagen de América Latina que no corresponde a la realidad. El retrato que emerge del documento muestra una América Latina donde la situación general de los derechos humanos está empeorando y donde el año pasado volvió a empeorar...”. Sin embargo, destacó que “aunque persisten problemas serios de violencia, pobreza, inequidad y marginación, la verdad es que hoy en la región los gobiernos son democráticamente electos y hay libertad de prensa, con la sola excepción de Cuba”.