AI solo ha dejado deudas y bienes sin uso en el país
Desde hace unos 10 años Amnistía Internacional (AI) cerró su oficina en Ecuador y no ha enviado misiones para verificar, contrastar e investigar temas de derechos humanos. Sin embargo, desde que asumió la presidencia Rafael Correa ha publicado informes sobre una presunta persecución contra dirigentes indígenas y campesinos. Además, afirmando que el Gobierno no respeta la libertad de prensa y de expresión.
En el octavo piso del edificio Ucica, en las avenidas Diez de Agosto y Checa, en el norte de Quito, solo queda la oficina, que no han podido vender los abogados a quienes AI-Londres encomendó esa tarea.
Óscar Chavarría, del área administrativa del edificio Ucica, confirmó ayer que desde hace una década la oficina 806 está cerrada y que AI debe las alícuotas del condominio y del parqueadero que alcanzan los 5.000 dólares. “Se llevaron computadoras, muebles y documentos y nunca más regresaron a explicar nada. La nueva directiva del edificio estudia rematar la oficina, aunque todo depende de que algún representante de AI aparezca”, dijo.
“Aquí en el Secretariado de Amnistía Internacional hemos trabajado con abogados y asesores/as ecuatorianos para que la antigua oficina de AI-Ecuador (con un valor estimado de 50.000 dólares) pueda ser desocupada y vendida”, señaló, a través de un correo electrónico, Prudence Lambert, secretaria general del organismo en Londres. La carta la dirigió a Matilde Mora, ex presidenta ejecutiva de AI-Ecuador.
Además, Lambert resaltó que “es importante que podamos desocupar y cerrar la oficina de manera cuidadosa para que cualquier información de índole personal o económica sea destruida, y los artículos valiosos resguardados”.
El pedido dirigido a Mora se dio luego de que la expresidenta remitiera una carta a Londres señalando: “Antes AI se preocupaba de pedir a los gobiernos permiso para enviar una misión y comprobar la situación de derechos humanos. Ahora no lo hacen y se permiten hacer declaraciones basadas, me supongo, solo en lo que dicen los diarios. En las demandas que hizo el presidente Correa se refería, con razón, a las calumnias de las que fue objeto”.
“Si no hubiera libertad de prensa en Ecuador, no verías los más terribles comentarios acerca del presidente Correa. Lo que pasa es que ahora ya tienen que pagar impuestos y en su tremendo poder económico los dueños de medios de comunicación recurren a toda calumnia para salir libres de culpa”, escribió.
Según Mora, la oficina de AI en Ecuador se cerró “porque ellos (Londres) no querían que esto siga porque, me supongo, mi elección como presidenta no fue de su agrado”.
Respecto al pedido para que destruyan “cualquier información de índole personal o económica”, Mora explicó que eso es normal, porque, por ejemplo, ya no sirven las cartas de épocas anteriores de personas perseguidas. Además, en los archivos de AI en Londres hay copias.
Mora recordó que en el gobierno que más llegaron cartas de denuncias de violación a los derechos humanos fue en el período de León Febres-Cordero (1984-1988). “Esa fue la época más fuerte de alertas, pero no la mandábamos nosotros, sino familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos. En ese gobierno fue la primera vez que Ecuador salía en un informe de AI. Se dieron una serie de abusos monstruosos, de amedrentamientos y asesinatos extrajudiciales. En Londres recibían cartas de todos lados. De eso puedo dar fe porque en esa época fui dos veces consecutivas presidenta de AI-Ecuador”, destacó.
Mora, quien durante 40 años fue maestra del colegio 24 de Mayo y ocupó tres veces la presidencia de AI-Ecuador, en una entrevista con EL TELÉGRAFO, publicada ayer, dijo que si se contrasta el modo de actuar que tenía antes AI con el actual, “tendríamos que concluir que o se han derechizado o persiguen otros intereses”. Dijo que el informe publicado este año por la organización se lo hizo “ sin siquiera tener oficina en Ecuador ni enviar misiones para indagar cuál es la realidad”.
Por ello, en su carta enviada a AI en Londres dijo: “No pueden actuar de esa manera y que se calumnia al presidente Correa. Me ratifico en que el 30 de septiembre quisieron matarlo, me ratifico que en Ecuador sí hay libertad de expresión y que no hay presos políticos”.