Para verificar obras el Jefe de Estado rompe protocolo
Su equipo había previsto nueve actividades en ocho horas, pero al final el Presidente de la República hizo 15 paradas, entre Esmeraldas e Ibarra, recorrido que tardó 19 horas.
No es una novedad que el Jefe de Estado pida que se detenga el auto que lo traslada en la caravana para realizar visitas sorpresa en hospitales, colegios, escuelas, centros de salud, unidades de policía y, además, saludar a la población que lo espera en las carreteras. Se sabe a que hora comienza el trabajo, pero nunca cuando termina.
El martes pasado no fue la excepción: su periplo empezaba a las 09:25 (sin tomar en cuenta las dos horas de vuelo en avión y en helicóptero) y se había planificado que el recorrido por Esmeraldas e Imbabura se realizara en nueve horas. Al final, la jornada arrancó a las 07:30, recorrió quince puntos y las actividades se extendieron por diecinueve horas.
Los equipos de seguridad operaron desde las 07:00 en la sala VIP de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) para controlar las pertenencias de la comitiva que abordó el avión antes de las 08:00.
Con el arribo del Mandatario despegó el vuelo y en menos de 45 minutos llegó a Esmeraldas y la comitiva se dividió en dos helicópteros: uno abordó el Presidente con sus ministros y en el otro se desplazó una parte de la seguridad, periodistas y técnicos.
Cuando el helicóptero tocó tierra muchos se desconcertaron y apenas atinaron a saludarlo; otros lo miraron de lejos, mientras subía al vehículo que lo trasladó hasta la parroquia Selva Alegre, lugar en el que constató el trabajo de la Empresa Minera Enami-Plan Ecuador.
En medio de los cánticos de las mujeres de la zona estrechó sus manos, inspeccionó la obra y pidió a sus asesores que recojan las inquietudes de los trabajadores de la zona. La despedida se tornó difícil; las personas no querían que se vaya.
Abordó nuevamente el carro que encabezaba la caravana, seguida de unos treinta vehículos. Pero apenas había recorrido cinco minutos, el Mandatario rompió el protocolo y la agenda; le había llamado la atención un pequeño vivero.
Las personas que lo reconocieron no sabían qué decir cuando se aproximó. Solamente una persona habló y demandó apoyo para la plantación de balsa en la zona.
Nuevamente emprendió el recorrido en forma pausada, pues no le gusta que exageren la velocidad que normalmente se mantiene entre sesenta y ochenta kilómetros por hora. Algunos dejaron atrás a la caravana y se dirigieron a la escuela Gonzalo F. Córdova, el siguiente punto de encuentro.
El Presidente prefirió retrasarse unos minutos e ingresó a la escuela Domingo Medina Zurita, en la que se sorprendieron todos pues la visita no constaba en la planificación.
De entrada dijo: “a mí no me engañan, ni cuentan... Yo mismo veo y escucho”. Entonces rompió la seguridad y caminó por las aulas sin techo, el baño e ingresó a un pequeño salón de clase, en el que se encontró con dirigentes parroquiales y tres adolescentes.
Tomó asiento en una pequeña silla y, junto a la ministra Doris Soliz, en una libreta anotó las inquietudes. También escuchó a una joven que pidió una sala de Internet y que la rivalidad política entre las autoridades no se convierta en un pretexto para no dotar de servicios.
Luego salió de la escuela y se dirigió a Timbiré. Según la agenda era apenas la segunda actividad. Más de dos mil personas lo esperaban entre canciones, bailes de marimba y banderas; los discursos eran interminables. El Jefe de Estado habló en el lugar con los pobladores y con los medios. La siguiente parada, a las 13:45, fue Imbabura.
El clima no colaboró con la agenda oficial. Estuvo previsto que el traslado se realice en helicóptero, pero el viento y la lluvia en la provincia de Imbabura impidieron que concretara el vuelo. No por este contratiempo canceló el recorrido y decidió continuar por tierra.
Con los planes cambiados, sus asesores llamaron por teléfono, coordinaron la utilización de vehículos, mientras que la caravana se dirigía por la ruta San Lorenzo-Ibarra y en medio de la carretera se detuvo para comprar algo de comer.
Dos horas más tarde llegó a Ibarra y la ciudadanía lo esperaba en medio de la lluvia. Entonces visitó el Centro de Alto Rendimiento y luego se dirigió hasta Salinas de Ibarra, donde abordó el tren que lo conduciría hasta la Estación en Ibarra. Una vez reinaugurada la vía férrea acudió a una entrevista en el canal Universitario. Pasadas las 23:00 regresó a Quito.