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El Telégrafo

La web y juicios, vías para atacar a EL TELÉGRAFO

La web y juicios, vías para atacar a EL TELÉGRAFO
13 de agosto de 2013 - 00:00

Diario EL TELÉGRAFO es objeto de amenazas, burlas e insultos, tanto en redes sociales como en cartas formales. El acoso se ha intensificado en el último mes.

Luego de que la Unidad de Investigación de este periódico publicara una serie de reportajes sobre la venta de Banco Pichincha, sus actuales dueños amenazan ahora con iniciar procesos judiciales. También se difundió la denuncia presentada por la Superintendencia de Bancos sobre una supuesta venta ficticia de Teleamazonas.

El 16 de julio, Antonio Acosta, presidente adjunto de Banco Pichincha, escribió una carta dirigida a nuestro director, Orlando Pérez, luego de que el diario publicara una denuncia de un depositante.

En la misiva, el banquero reclama a Pérez “su deliberada y desafiante actitud de desconocer la Ley Orgánica de Comunicación”. El texto fue dirigido además al superintendente de Bancos, Pedro Solines y al secretario nacional de Comunicación, Fernando Alvarado.

De igual manera, tacha a las noticias presentadas por el diario como “publirreportajes” y asegura que las publicaciones podrían llegar a ser “linchamiento mediático”.

“Con todo el material acumulado de las últimas publicaciones generadas por EL TELÉGRAFO en contra de mi representada y sus personeros, presentaremos nuestra queja ante el nuevo Organismo Regulador, en la confianza de que se sancionará esta práctica reiterada de violación a normas tan claras y precisas que son de cumplimiento obligatorio para todas las personas y medios de comunicación, y que, con sobrada razón, vienen reclamando las autoridades nacionales”.

Una carta similar enviaron los hermanos Roberto y William Isaías Dassum, la cual estaba firmada por su procurador judicial, Xavier Castro Muñoz.

La misiva, dirigida también a Pérez, llegó luego de que se publicaran reportajes sobre el estado de los juicios que afrontan los exdueños de Filanbanco. Castro y sus representados solicitan los nombres de quienes conforman la Unidad de Investigación que firmó los reportajes antes mencionados.

También quieren saber el nombre de la persona que escribió el editorial central del 30 de julio y cuál es el verdadero nombre de Calvin, el caricaturista. “Cuál ha sido la participación suya, como Director del Diario, en la planificación, elaboración, revisión y publicación del material en cuestión”, señalan.

De igual manera piden “los números telefónicos, direcciones electrónicas y direcciones domiciliares de todas las personas mencionadas anteriormente, a efectos de citarlas con cualquier acción legal que deba iniciarse”.

Los hermanos Isaías han pedido revelar datos personales de los periodistas de EL TELÉGRAFOAñaden que “como se trata de un medio público y es bien conocida que la política de comunicación del gobierno está muy estructurada y cohesionada, sírvase indicarme si para iniciar la investigación periodística, para planificar su alcance, para revisar su contenido o para decidir su publicación se recibió alguna orden, pedido, sugerencia o indicación de la Secretaría Nacional de Comunicación”.

Los exbanqueros consideran que han sido objeto de linchamiento mediático, por lo que “deberían responder sus autores”.

A estas cartas se suma el acoso del que es víctima Orlando Pérez en su cuenta en Twitter. Muchos de los supuestos lectores son usuarios de la red social con muy pocos seguidores, por lo que se constituyen en “trolls”. Es decir, son cuentas fantasmas utilizadas solo para insultar.

En la red social Facebook, la cuenta AntiCorreistas, utilizando el logo del diario público y una fotografía de Pérez, se califica al periódico como “el borregrafo”.

Frente a esta situación, en declaraciones a la agencia Andes, Pérez señaló que “somos un periodismo profesional, trabajamos en función del interés público y –una cosa fundamental- nosotros sí vamos a revelar aquellas irregularidades que se han sepultado en el pasado gracias a medios de comunicación privados y comerciales que tratan de que no recuperemos la memoria de lo que ocurrió con la crisis financiera, del costo político, social, económico y cultural que significó esa crisis para los ecuatorianos. Jamás haremos venia a ningún banquero ni tampoco a ningún poderoso”.

Reiteró el compromiso de seguir haciendo un periodismo sin que se deba a ningún poder, ya sea económico o político.

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