A los lectores de EL TELÉGRAFO
En los últimos días y semanas nuestro director y compañero, Orlando Pérez, ha sido objeto de insultos sobre todo vertidos en las redes sociales. Los epítetos provienen de actores políticos. El país vive un ambiente de confrontación y el diario público, incluido nuestro director, se ha convertido en objeto político, prueba de ello es la bomba panfletaria al pie de nuestras instalaciones en Guayaquil y el ataque de abogados que alguna vez fueron candidatos. Los asuntos internos de EL TELÉGRAFO no suelen ser noticia, pero nuestros lectores deben saber que durante la gestión de Orlando el diario ha salido adelante, como no lo había hecho en el último decenio. Somos reconocidos a nivel mundial por nuestras infografías. Nuestros reportajes han sido premiados y en nuestras páginas escriben firmas tan destacadas como Umberto Eco y Luis Inacio Lula da Silva. Las visitas al sitio web han crecido hasta convertirnos en uno de los 5 portales ecuatorianos más visitados. Y en cuanto al desarrollo profesional, Orlando siempre fomenta que nos capacitemos.
Sepan todos los ecuatorianos que en la Redacción de EL TELÉGRAFO no existe la censura previa. Es una deshonestidad intelectual comparar censura previa con edición. Cualquier estudiante de periodismo lo sabe y sobre todo los principales críticos del Twitter pero que han decidido obviarlo. A nosotros nos niegan entrevistas como a otros medios. Tenemos las mismas dificultades, sólo que con EL TELÉGRAFO nadie se solidariza, ni se emiten comunicados. Estalla una bomba y el silencio de los gremios de defensa de la libertad de expresión es ensordecedor. Nos solidarizamos con la familia de nuestro director, sobre todo con sus hijas que han pasado duros momentos al soportar este clima de hostilidad. Y a Orlando le ratificamos nuestro apoyo, como compañeros y amigos en momentos que enfrenta ataques personales. Alertamos a la ciudadanía y a las autoridades por las amenazas que ha recibido nuestro director y exigimos que cesen las agresiones contra él.
Atentamente,
La Redacción de EL TELÉGRAFO