A inicios de semana Javier Rojas García, coordinador nacional de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) y secretario del Frente Revolucionario de Izquierda Universitario (FRIU), envió una carta a este Diario para solicitar derecho a la réplica.

En la misiva, el dirigente estudiantil reclama por las notas publicadas la semana pasada sobre los incidentes registrados en la Casona Universitaria de Guayaquil, el 30 de mayo. Ese día se realizó un foro en el que estaba invitado René Ramírez, titular de la Secretaría Nacional de Educación Superior.

Manifestantes de la FEUE y FRIU llegaron al lugar y lanzaron insultos y amenazas contra los asistentes al encuentro, como lo testimonian varias personas que asistieron. En el texto, García llama oficialista al Diario público y califica de mentiras la información publicada en las ediciones del 1 y 3 de junio.

Este Diario invitó a García para que ejerza su derecho a la réplica en un encuentro con nuestro director, Orlando Pérez. El estudiante vino acompañado por 20 personas más, pero se permitió el ingreso solo a dos. García exigió a Pérez que pruebe las amenazas que profirieron. Ante este requerimiento, el director le mostró las fotografías captadas aquella noche.

Entre los insultos que profirieron en esa  jornada los manifestantes de la FEUE fueron: “No llores, no llores, correísta maricón, Ramírez no vino, correísta maricón” y “los fusiles leninistas apuntan contra los correístas”. Al mismo tiempo, cuando un grupo de estudiantes llegó al foro provenientes de la Universidad Estatal, estos fueron cercados. A ellos les gritaron “asalariados de la Senescyt y de Correa”.

García nunca negó o confirmó la veracidad de estas agresiones verbales, solo se limitó a pedir que se le demuestre la veracidad de los epítetos. A la vez que calificó a este Diario de ser “portavoz de la derecha”. Y denunció que los estudiantes que fueron llevados a aquel encuentro, tuvieron que abandonar sus clases para asistir. “Fueron obligados a asistir a un acto político”, dijeron.

Según él, la Universidad Estatal dispuso sus buses para el transporte de los jóvenes. También aseguró que los estudiantes no denuncian frontalmente estos hechos por miedo a represalias. Y se comprometieron a traer los testimonios de quienes habrían sido obligados, pero “bajo la condición de no revelar sus nombres, por su seguridad”.