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El Telégrafo

Derecho a la réplica

Derecho a la réplica
25 de agosto de 2012 - 00:00

Guayaquil, agosto 14 del 2012
Licenciado
Orlando Pérez
DIRECTOR DE DIARIO “EL TELÉGRAFO”
Guayaquil.-

De mi consideración:   

Me refiero a la entrevista difundida en la primera plana de la edición del jueves 12 de julio del 2012, en el Diario de su digna dirección, con el Título Bucheli: “Asignación de frecuencias fue una fiesta”, desarrollado y ampliado en el mismo ejemplar en la página 3 de la sección Actualidad con el Título, Bucheli: Conartel estaba en manos de AER y Aectv, la misma que incluye informaciones inexactas y aseveraciones agraviantes, las que esperé sean rebatidas o rechazadas en su oportunidad con la debida contundencia por los aludidos, o judicializada en contra de los aludidos por el calumniador o los representantes de los organismos que se dicen afectados, en vista de que no ocurrió y sintiéndome  agraviado, por dignidad y honor personal y familiar, por respeto a mis oyentes y amigos, he decidido responder y rechazar la perversa calumnia, por lo que comedidamente le solicito, amparado en el artículo 66 numeral 7 de la Constitución vigente, que instituye la garantía fundamental del derecho a la réplica que tiene toda persona agraviada por informaciones sin pruebas o inexactas, emitidas por medios de comunicación social; rectificación o respuesta, estipulada en forma inmediata, obligatoria y gratuita en el mismo espacio u horario.

En el Ecuador de hoy, donde los Tratados Internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, prevalecen sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público, el artículo 14 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, dispone que: "toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de los medios de difusión (…) y que se dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano (…) su rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la Ley" y en ningún caso esto eximirá de otras responsabilidades legales.

En la mencionada entrevista, el dos veces ex  presidente del Consejo Nacional de Radio y Televisión (Conartel), Fernando Bucheli, dijo que: “todos los miembros del directorio buscaron su troncha, motivados por el enriquecimiento personal, y en la que bajo la figura de devolución-concesión muchos vendieron las frecuencias a terceros”.  Agrega que: “el Conartel estaba en manos de algunos malos representantes de Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión (AER) y de la Asociación Ecuatoriana de Canales de Televisión (Aectv), además de la Superintendencia de Telecomunicaciones”, enfatizando que "el representante de AER también era del grupo", entre otras conjeturas, y menciona con perversidad y malicia al suscrito, al afirmar de manera subjetiva y con mala fe: “… al igual que quien representaba al Ministerio de Educación, que tenía una vinculación con Luis Almeida, de Sociedad Patriótica. Creo que era su jefe de prensa”.

Seguidamente, en la referida publicación, Cómodo Bucheli señala: “Almeida es un viejo conocido de la Superintendencia de Telecomunicaciones, del Conartel; es decir, siempre tuvo algún problema...”, y a renglón seguido, el mismo Bucheli revela que: “si mal no recuerdo, Adolfo Loza, que fue Superintendente, no solo le ayudó a la concesión de frecuencias, de su estación, sino que también le asignó otro tipo de frecuencias dada la cercanía que tenía con él”. Según Bucheli, “Loza repartió como pan caliente las frecuencias a cambio de que le defendieran en el Congreso, ya que habíamos presentado la reforma a la ley vigente”.

El pez por su propia boca muere. Bucheli, por lo que afirma, no solo que estaba al tanto de lo que el mismo llama “la fiesta de las frecuencias”, sino que con seguridad formó parte del supuesto festín, porque fue responsable directo de las acciones y omisiones efectuadas en calidad de presidente del Conartel en 1997 – 1998; y, después, en el 2005 – 2006, organismo del que se sirvió y al que hoy reprocha con odios, resentimientos y frustraciones devenidas de las ataduras con los vínculos económicos, políticos y comerciales que influyeron en la entrega de frecuencias, como él mismo denuncia.  

Cómodo Bucheli, debe explicar: ¿Cuál fue su responsabilidad en la fiesta de las frecuencias?, ¿por qué cuando fue Presidente de Conartel no corrigió y sancionó las irregularidades administrativas que el denuncia respecto a Loza?, por lo que informa, ¿qué rol cumplió en el congreso y en el Conartel cuando las frecuencias se repartían como pan caliente?, ¿En qué año se entregaron las concesiones de frecuencias al dueño de radio Morena?, hable, ¿por qué calló y no moralizó las anomalías o fiesta de las frecuencias, cuando fue presidente del Conartel en 1997, y luego en el 2005, acaso lo enmudecieron, la vista se le engordó o le pusieron esparadrapo de oro?: conteste, ¿si el vocal de Conartel representante del Ministerio de Educación fue designado de manera soberana por el señor Ministro y en años posteriores a la fecha de la concesión de las frecuencias a radio Morena, qué responsabilidad pudo haber tenido si el hecho ocurrió mucho tiempo antes a su desempeño como tal, pormenores que bien conoce Cómodo Bucheli, sin embargo, miente e injuria descaradamente, ¿por qué si conocía quienes, cuándo y cómo fueron entregadas a dedo las frecuencias referidas por Bucheli en la crónica mencionada, sin embargo, en calidad de presidente, teniendo todo a su favor no hizo nada para impedirlo? ¿Qué frecuencia me auto-concesioné?,  ¿cómo me beneficié en calidad de vocal del Conartel, en representación del Ministerio de Educación? Los pájaros disparan contra las escopetas.           

Como la falsa y perversa insinuación proferida cínicamente por Bucheli eludiendo  responsabilidades, constituye una cobarde expresión que lesiona MI DERECHO AL HONOR Y BUEN NOMBRE, bien jurídico protegido según lo dispuesto en el numeral 18 del Art. 66 de la Constitución de la República y demás normativa jurídica vigente, y es una inculpación maliciosa y temeraria que tiene como propósito manchar mi reputación y difamarme, por lo que, desafío al tristemente célebre comediante de esta perversa trama, a que pruebe sus infundios, calumnias, e injurias; que demuestre y explique: ¿cómo me beneficié en calidad de vocal del Conartel, en representación del Ministerio de Educación? Como obrero de la Comunicación social, que ha ejercido y practico la profesión con denuedo y dignidad en las principales radiodifusoras de Guayaquil, de manera continua y siempre asumiendo mis obligaciones profesionales por objeto y causa lícita, en un medio social y laboral difícil para los periodistas, en tales circunstancias, ¿cómo pude haberme convertido en líder de una supuesta pandilla constituida al servicio de protervos intereses?, cuando todo el mundo conoce de mi ejercicio periodístico en la ciudad, ya que en todos los medios que trabajé,  serví y abrí espacios para todos los actores sociales, económicos, políticos y culturales del país, incluso, al actual Presidente Constitucional de la República, Econ. Rafael Correa Delgado, en varias oportunidades lo entrevisté, y a todos los protagonistas los atendí con respeto, dignidad y rigor periodístico, por lo que rechazo todas estas infamias, propias de un alucinado e irresponsable que violenta flagrantemente principios y derechos Constitucionales, adecuando además su conducta, al delito de injuria calumniosa, tipificado en el artículo 489, Título VII, De los delitos contra la honra, Capítulo único, De la injuria en el Código Penal.

Debo señalar enfáticamente, que todas mis acciones y actos administrativos cumplidos  dentro del Conartel fueron fundamentados en derecho y en informes técnicos con fundamento ético, consecuente con la integridad política, cívica y humana del señor Ministro de aquella época, por lo que para corroborar esa conducta, autorizo expresamente para que de ser necesario se levante el sigilo de aquellas cuentas bancarias o tarjetas de créditos que poseo, a efectos de transparentar mi honestidad de procedimientos en el ejercicio público.

Insisto, a Fernando Bucheli, individuo transgresor y calumniador de oficio, le exijo, lo conmino a que precise y pruebe sus infundios, enredos, calumnias y falsedades, porque si no lo hace quedará como un vil delincuente, transgresor, forajido, facineroso, malhechor, que debe recibir su sanción moral, sin menoscabo del derecho que me asiste de iniciar las acciones legales pertinentes, para castigar su imprudencia, insensatez, malicia y temeridad; y demandar las indemnizaciones que por daños y perjuicios al honor de las personas correspondan.

Atentamente,

Abg. Nabor Reyes Vélez
PERIODISTA

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