El clima y el trabajo en equipo permitieron controlar totalmente el incendio forestal ocurrido en el sector de Mojanda (Otavalo).

La ministra del Ambiente, Lorena Tapia, confirmó la “excelente noticia” a través de Twitter, pues el siniestro duró 3 días y, según un reporte preliminar difundido el lunes por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, habría consumido alrededor de 980 hectáreas de vegetación.

William Castelo, presidente de la Junta Parroquial de Atahualpa, informó que cerca de las 09:00 de ayer empezó a llover en el área del incendio, en donde 75 bomberos continuaban mitigando el fuego. “Estamos rogando a Dios que llueva más fuerte y se apague completamente el incendio. En nuestra parroquia ya sentimos la garúa”, contó emocionado.

Una comisión integrada por los tenientes políticos de las 5 parroquias de la zona norcentral de Quito (Puéllaro, Perucho, Chavezpamba, Atahualpa y San José de Minas) tenía previsto trasladarse al sitio para una inspección.

Fernanda Manosalvas, teniente político de San José de Minas, pidió a la autoridad ambiental investigar si el fuego fue o no provocado, pues considera importante que la comunidad se organice para prevenir futuros incidentes como este.

Ella fue la única mujer que logró subir hasta el foco del incendio junto a militares, bomberos, policías y voluntarios de Atahualpa, Chavezpamba, Puéllaro y Perucho. “Fue terrible ver todo lo que se consumió”, expresó.

Tres cantones fueron afectados

El reporte de la Secretaría de Gestión de Riesgos daba cuenta de 526 hectáreas consumidas en el Distrito Metropolitano de Quito, 390 ha en el cantón Pedro Moncayo y 60 ha en el cantón Otavalo. “La mayor afectación se registra en los cerros Colangali y Colangui, ubicados al occidente de la Laguna de Mojanda, área considerada de conservación y uso sustentable”, cita el documento.

Eso motivó a la comunidad a sumarse a las labores de mitigación, desde la mañana del lunes. Al llegar se dividieron en grupos. Con machetes cortaron ramas para usarlas junto con palas para combatir los conatos de incendio.

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A medida que un grupo apagaba el incendio, el siguiente sofocaba lo que se volvía a prender. El grupo avanzó alrededor de 2 kilómetros, hasta que se encontraron con unos peñascos que le impidieron el paso. Castelo cuenta que fue un “desastre total” y que regresaron exhaustos a las 16:30.

“Terminamos siendo bomberos por la desesperación”, dijo el teniente político de Atahualpa, Bolívar Tapia, al regresar del cerro  Fuya Fuya, el pico más alto alrededor de la laguna de Mojanda, el lunes. Sus manos y su rostro tenían las marcas del humo que lo envolvió por alrededor de 10 horas. Al llegar a la parroquia se desplomó en la vereda y puso a un lado su machete.

“No teníamos nada planificado. Solo llevamos pancitos y atunes, no más. Pero en ese momento decidimos colaborar apagando el fuego”, relató  Tapia, quien junto a los demás voluntarios caminó más de una hora para llegar al sitio del incendio y apoyar al personal de socorro.