La tarde de agosto pinta nublada, grisácea y, muy por el contrario de las habituales tardes porteñas, una corriente fría recorre las calles. En la salida lateral de la Universidad de Guayaquil -la que conecta con la avenida 9 de Octubre- los estudiantes aceleran el paso para evitar un retraso a clases. Su  prisa, no obstante, es atajada por cinco jóvenes vestidos con camisetas blancas y moradas que abordan a los universitarios con una sonrisa amplia y con carpeta en mano.

“Buenas tardes, compañero. Somos miembros de la agrupación Ruptura de los 25, ¿nos puedes regalar un minuto de tu tiempo?”. Esta es  la entrada con la que los miembros del movimiento se acercan a los transeúntes, con la intención de obtener su firma de respaldo para reinscribir la organización como sujeto político ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).

María Paula Romo -única asambleísta de la agrupación y una de sus fundadoras- es la encargada de presentarse ante los ciudadanos para alcanzar su adhesión. “Estamos aquí para formalizar nuestro estatus ante el CNE, porque nosotros no estamos creando la ‘Ruptura’, la estamos reinscribiendo; pues ya vamos a cumplir siete años como organización”, recita la legisladora.

Cada firma, aseguran los promotores de Ruptura de los 25, los ayuda a estar más cerca de la meta propuesta: 200 mil rúbricas, a pesar de que solo necesitan aproximadamente 170 mil para formalizar su situación jurídica ante el organismo electoral.

Al calor de las charlas que buscan conseguir adeptos, Romo reflexiona sobre el futuro del movimiento una vez que esté reinscrito. Asegura que “aún tienen tiempo” para pensar en los candidatos para asambleístas que presentará ‘Ruptura’ en el 2013 y, más aún, los aspirantes para las dignidades seccionales en 2014.

“Primero tenemos que fortalecernos al interior de la organización”, reitera, y agrega que en ese proceso de maduración se deberá mantener diálogos con sectores progresistas que estén en sintonía con sus postulados. La pregunta resulta inminente: ¿Se volverán a entablar conversaciones con PAIS?

La sonrisa con la que hasta hace pocos minutos abordaba a los transeúntes se mantiene, pero deja a un lado la añosa diplomacia política y asegura que “hace rato se concretó el divorcio con PAIS, nosotros no somos de amenazas (...) Mientras fuimos de este proceso político, lo defendimos, nos jugamos por él, fuimos críticos en ciertos puntos; pero en el momento en que decimos se terminó, es porque se terminó”.

Parecería que con esa seguidilla de oraciones hubiera soltado un gran peso de encima. Prosigue confirmando que “así haya un llamado”, Ruptura de los 25 no puede sentarse a conversar con el oficialismo una vez que “existen grandes diferencias ideológicas” y, más que nada, un rechazo a ciertas “decisiones  que se están tomando” desde el Palacio de Carondelet. Para ella no hay vuelta atrás, la separación con el oficialismo es irreversible y la idea de restablecer los diálogos sería como apostatar sus ideales políticos.

Posiciones similares han sido replicadas por otras figuras relevantes del movimiento, como el concejal de Quito,  Norman Wray; la ex secretaria de Pueblos y Participación Ciudadana, Alexandra Ocles; y el ex Secretario de Transparencia, Juan Sebastián Roldán. Todos renunciaron a sus cargos, a excepción de Wray, cuando ‘Ruptura’ anunció su separación de Alianza PAIS.   

Posturas se suavizan en voces de los miembros provinciales

A pocos pasos de donde la asambleísta continúa con la recolección de rúbricas, una ex figura de la política provincial -con camiseta, jean y sin la barba que lo caracterizaba en sus días como autoridad- se halla en lo mismo, aunque él prefiere convencer a las estudiantes que salen de sus clases.

Francisco Jiménez, ex gobernador del Guayas, se muestra franco en su visión sobre el distanciamiento con el Gobierno: “Uno cuando está en la tendencia progresista, como lo está PAIS y lo estamos nosotros, no puede decir de esta agua no beberé... más aún en política”, señala, no sin antes aclarar que el llamado a consulta popular por parte del Ejecutivo -y que fue el principal motivo del divorcio con las huestes oficialistas- fue un acto “equivocado y atentatorio a la Constitución”, por lo que considera que “mientras existan puntos discrepantes será mejor que cada quien tome su camino”.

Lo anticipado por el presidente de la República, Rafael Correa, en semanas anteriores, en el sentido de que una vez culminado el plebiscito se llamaría a las fuerzas de izquierda para llegar a acuerdos mínimos, Jiménez no lo ve como una posibilidad inverosímil. El ex funcionario jurisdiccional afirma que mientras las agendas políticas de ambas organizaciones estén alineadas, Ruptura de los 25 podrá ayudar, desde el Legislativo, por ejemplo, en la aprobación de leyes que beneficien a la gran mayoría de ciudadanos. Pero para que se cristalicen esas citas, sentencia Jiménez, “se deberán conocer las condiciones de esos diálogos”.

Fabricio Cevallos, vocero de la agrupación en Tungurahua, sostiene que es posible sentarse a conversar “ya sea con la derecha o con la izquierda”, por lo que considera que sería un error decir que la organización jamás se volverá a sentar a dialogar con la dirigencia de Alianza PAIS. Pero, al igual que lo mencionó Jiménez, “habrá que ver las condiciones de ese encuentro. Porque ‘Ruptura’ no piensa reunirse con el fin de que le entreguen puestos en el Gobierno, sino para coordinar agendas que permitan desarrollar proyectos a favor de la ciudadanía”.

El vocero de Ruptura de los 25 explica que una vez que la organización rompió relaciones con el oficialismo, en Tungurahua se desencadenaron hechos que complicaron las relaciones entre ambos movimientos. Uno de ellos fue la renuncia de Juan Francisco Mora -militante de ‘Ruptura’- a la Gobernación de la provincia.

Mientras que la concejala cuencana María Cecilia Alvarado reconoce que las puertas jamás se pueden cerrar en el ámbito político, más aún cuando, después de todo, ambos movimientos mantienen bases similares en sus procesos ideológicos. Sin embargo, reiterando  lo dicho por  todos los consultados, “habrá que ver las condiciones del diálogo”.