Del FUT no queda rastro y el sindicalismo en ‘ascuas’
El aparecimiento de nuevos colectivos sociales ha desplazado paulatinamente a la dirigencia tradicional del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), protagonista de las grandes huelgas y paros nacionales contra los gobiernos de León Febres Codero y Osvaldo Hurtado.
Esos colectivos surgieron en 1995 con la Coordinadora de Movimientos Sociales que agrupó a la Conaie, Fetrapec, Seguro Social Campesino, trabajadores eléctricos, de la salud, organizaciones de jóvenes y ecologistas, que para entonces decían no sentirse representados por el FUT. “Negociando salarios pero no planteaban propuestas estructurales”, dice Rodrigo Collahuazo, actual coordinador de uno de esos movimientos.
En el 2002 la Coordinadora, el Seguro Social Campesino y la Conaie trasladaron su lucha de la calle a la política a través de su partido Pachakutik, que se vinculó a la campaña presidencial de Lucio Gutiérrez y por un corto período colaboró en su gobierno.
A decir de Collahuazo, “el FUT se convirtió en una especie de caparazón, sin representar a los trabajadores. Y las centrales sindicales solo defendían intereses netamente gremiales”.
En abril del 2005 una movilización social de estudiantes, trabajadores, amas de casa y profesionales dio origen al movimiento de “Los Forajidos”, protagonista de la caída de Gutiérrez, que exigían: “Que se vayan todos” y planteó la necesidad de una Asamblea Constituyente que reforme el Estado, clamor que se consolidó en octubre del 2008 con la aprobación de la Constitución de Montecristi.
Dos años después se conformó una renovada Coordinadora de Movimientos Sociales por la Democracia y el Socialismo, que acogió a la nueva Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), trabajadores petroleros, eléctricos, indígenas, montubios y a cerca de 100 organizaciones nacionales y regionales renovadas, que en noviembre del 2011 expresaron su respaldo al Gobierno de Rafael Correa.
Paralelamente se creó la Confederación de Trabajadores del Sector Público que, según sus dirigentes, aglutinaría a 60 mil funcionarios y en marzo de este año reapareció en el escenario político la Central de Organizaciones Clasistas (Cedoclat) para apoyar la Marcha por la Democracia, realizada en Quito.
Fernando Ibarra, presidente nacional de esa organización, indicó que la decisión de respaldar al régimen obedece a su desvinculación de la Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores (Cedocut). El 2 de abril pasado, en cambio, la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE) nombró la nueva directiva encabezada por Édgar Sarango y María
Banchón, quienes también expresaron su respaldo al proyecto del Gobierno. Mientras tanto, los dirigentes sindicales como Mesías Tatamuez, quien en el pasado protagonizó “huelgas nacionales”, ahora como presidente del FUT fue un participante más de la marcha organizada por la Conaie el 22 de marzo pasado.
Tatamuez dijo que su presencia fue para pedir la derogatoria del decreto 813, sobre renuncias obligatorias a los servidores públicos, pero su discurso no tuvo mayor relevancia. La Unión General de Trabajadores (UGTE), ahora dirigida por Nelson Erazo, tiene 30 años en el escenario político por su vinculación con el MPD, la UNE, Frente Popular y la FESE, pero tampoco convoca como antes.