Correa: “A Chuji no se la enjuició por ser mujer, indígena o amazónica sino por mentirosa”
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, calificó como inadmisible en nombre de la libertad de expresión se pretenda justificar la mentira y la calumnia.
Rechazó también que, a pretexto que los funcionarios públicos están bajo un mayor escrutinio, se calumnie en nombre de la libertad de expresión.
Durante su enlace radiotelevisado, Correa deploró la actitud de la activista indígena Monica Chuji, quien rechazó la acción de remisión (perdón) que le otorgó el secretario de la Administración Pública, Vinicio Alvarado, luego que un juez la encontrará responsable por el delito de injurias.
En una entrevista a diario El Comercio Chuji aseguró que el funcionario había incrementado su patrimonio, convirtiéndose en uno de los nuevos ricos del gobierno.
Correa dijo que a Chuji no se la enjuició por ser mujer, indígena o amazónica sino por mentirosa y calumniadora, lo que es un delito en Ecuador y en muchas partes del mundo.
“Ya basta de tanta manipulación. Hemos tomado la decisión, al menos parte del gabinete, decir basta. Son casi cinco años de esta campaña sistemática de desprestigio, de destrucción de la honra”, subrayó.
Precisó que no se puede poner como pretexto la libertad de expresión porque todos los tratados internacionales ponen como limite a ese derecho la honra y reputación de las personas.
Sostuvo que al generalizar el insulto, la mentira y la calumnia se está poniendo en juego la convivencia civilizada.
También deploró que se justifique esas acciones alegando que se trata de una persecución por ser indígena.
El pasado jueves, el juez del Tribunal 14º de Garantías Penales, Wilson Lozada, resolvió sentenciar con 12 meses de prisión y el pago de 100 mil dólares de indemnización a Mónica Chuji.
En declaraciones a medios locales, Julio Trujillo, abogado de la activista indígena declaró que la sentencia debe cumplirse y sugirió a Alvarado que le pida a la Policía Nacional que no aplique la medida de prisión.
Trujillo sostuvo que una vez que se ha dictado sentencia, nadie puede modificarla, solo el Tribunal o el juez de apelación.