Para el economista egipcio Samir Amin, desde hace veinte años, América Latina viene dando muestras de avances, a pesar de que tiene muchos problemas y contradicciones.

Manifestó que en cada etapa el Estado y la política subsisten. “Estados y políticas que son la traducción de fuerzas contradictorias existentes en la sociedad y que por ello no confiere el certificado de buenos y malos gobiernos”.

Acotó que, en la región, los movimientos y las dinámicas tienen sus fortalezas y sus debilidades, y dan la posibilidad al imperialismo de manipular los procesos o beneficiarse de  sus debilidades sin manipularlos. Habla de una  relación compleja y conflictiva entre el poder que surge, aun cuando sea desde movimientos populares progresistas y en elecciones, como son los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina.

Por ello, el crítico del capitalismo propone que uno de los grandes desafíos para la izquierda radical marxista sea gestionar esta relación potencialmente complementaria, pero igualmente conflictiva, en pos de favorecer el progreso de estos avances y evitar el abortar estos movimientos.

Amin enfatizó que, en Occidente, el mercado es el partido único. Acotó que hay una crisis de civilización, pues el capitalismo ya no solo  se entiende como modo de producción, sino como modo de organización de la sociedad burguesa y “que está en fase de desaparición, pues está en propiedad de nadie sabe quién, o, mejor dicho, de los mercados, es decir, del capital abstracto”.

Realizó una dura crítica a las primarias republicanas en  EE.UU., que -a su criterio- reducen a los pueblos a la condición de idiotas: “Confina al reino de la imbecilidad y, desgraciadamente, debemos constatar que el pueblo estadounidense ha sido fabricado como el pueblo más idiota del universo contemporáneo”.

Para el pensador egipcio, actualmente “no hay una derecha y una izquierda como tradicionalmente se las entendía”, sino una aristocracia financiera con su clero político, que continúa arraigado.