Los habitantes de Flor de Bastión de las manzanas 454 y 462 se exponen a diario al peligro de caerse en una zanja donde se acumulan aguas servidas -desechos de heces fecales- debido a que deben cruzar por puentes de cañas endebles.

Pedro Morocho, quien vive al pie del canal, denunció que desde hace 20 años, aproximadamente, habitan en medio de la insalubridad al tener que soportar la pestilencia que proviene de la basura y hasta animales muertos que los vecinos arrojan a cualquier hora del día.

Morocho observa que el sitio también es considerado como un basurero y que nadie colabora en la limpieza. Por ello, ante la falta de ayuda del Municipio, decidió asumir la tarea de limpiar el lugar. “Uno es el más afectado”, dijo.

Cada tres o seis meses Morocho da mantenimiento al puente que construyó para ingresar a su casa, lo que le representa un gasto de 30 dólares.

Manuel Quispe, otro morador, argumenta que la comunidad el año pasado envió una misiva al Cabildo para que les solucione este problema, pero aún no han recibido una respuesta que, al menos, alivie la situación.

Afirmó que se ha solicitado que se instale un ducto-cajón, pero las autoridades aún no aprueban la propuesta. “Creo que necesitan que haya un muerto para que intervengan en el sector”, dijo molesto.

Según los ciudadanos consultados, que residen frente a la abertura de 1 kilómetro de extensión llena de un líquido color verdoso, en cada mes se registran hasta 2 accidentes. “Si no es una persona que se cayó es un vehículo que no calculó bien para girar y terminó en el canal”, indicó Laura De la Rosa, quien forma parte de esta estadística debido a que hace dos años pisó mal y se resbaló.

La mujer se fracturó una pierna al caer dentro de la zanja y tiene una cicatriz a la altura de la rodilla.

Otro inconveniente que deben enfrentar los moradores de la zona es que cuando llueve las calles se inundan, lo que obstaculiza la visibilidad del canal.

Debido al anegamiento, moradores como Nancy Pilao prefieren quedarse en sus casas porque el agua sube hasta 60 centímetros y, además, por el mal estado de las vías, se complica la movilización con cualquier vehículo.

Tanto automotores como bicicletas deben esquivar charcos sobre un camino fangoso. La situación obliga a cerrar temporalmente negocios porque “nada se vende cuando todo se inunda”.

Como medida preventiva para evitar accidentes, los padres de familia impiden que sus hijos jueguen en la calle debido a que, además de la abertura, hay poco espacio para caminar. Sobre este particular, Juliet Guamán manifestó que la alternativa más viable para salir a la avenida principal es darse la vuelta y así evitar el cruce por los puentes desgastados.

En cambio otro residente como Carlos Rosales, en diciembre de 2013 optó por subir 30 centímetros el piso de su vivienda, con relleno, para evitar inundarse en la época invernal. “Hace dos años tuve la mala experiencia de perder mis electrodomésticos que terminaron nadando en el canal”.

Los vecinos también intentan contrarrestar la proliferación de mosquitos que han ocasionado casos de dengue. Según el Ministerio de Salud, las zonas donde faltan servicios básicos son más vulnerables.

Datos

Durante las primeras lluvias de enero de este año, un hombre murió luego de que el vehículo en el que se transportaba cayera dentro de una zanja ubicada en la cooperativa 2 de Julio, en la parte norte de la vía Perimetral.

En la cooperativa Paracaidistas, al norte del cantón, una zanja no recibe limpieza desde hace algunos meses y la maleza provoca la aparición de mosquitos.

En la cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo, un canal lleva más de 30 años sin ser tapado. El Municipio prevé entregar la primera parte de un ducto-cajón, en la zona, en el próximo mes.