La presencia de basura, peatones que pasean con animales, entre otros obstáculos, son elementos que los ciudadanos que utilizan la ciclovía observan cotidianamente en el tramo destinado para su exclusiva circulación, en la vía a la costa.

Durante el día y en las noches, el trayecto es utilizado por vecinos de las urbanizaciones aledañas para hacer caminatas y atletismo. Hay quienes, incluso, transitan con mascotas y permiten que estas dejen sus heces sobre el asfalto.

El mal uso del espacio público  por parte de los residentes de las urbanizaciones genera opiniones contrarias entre los ciclistas. Luis Sánchez, del colectivo Ecuador Aventura, considera que el lugar es público y, por tanto, puede ser utilizado por la gente, “así ellas no circulen en una bicicleta”.

Acota que la obra, inaugurada en 2014, fue construida para beneficiar a los habitantes de la zona y que los peatones también requieren espacio para transitar, evitando los riesgos de la carretera. “De pronto nosotros somos los que tenemos que aprender a compartir”.

Para Jimmy Martillo, dirigente y fundador de Ciclistas de la Calle, no ha existido el mantenimiento y la vigilancia que requiere el tramo de esa ruta.

Además de los obstáculos que representan las personas que caminan a pie y los desechos orgánicos e inorgánicos, “también existen sitios donde hay fisuras y anegaciones producidas por las lluvias, lo que representa un peligro al transitar”.

Martillo considera factible implementar programas de educación vial a los habitantes de la zona para que conozcan sobre sus deberes y derechos. Una situación recurrente es que hay quienes caminan formando una línea horizontal de hasta tres personas, lo cual no da opción a ser esquivada.

Frente a esta situación, algunos pedalistas han optado por recorridos nocturnos -cuando no hay presencia de peatones- y buscar la carretera para circular. En ambos casos se exponen a riesgos como asaltos y accidentes.

Luigi Santillán, del grupo Monobikers, considera necesaria la implementación de señalética que informe sobre el uso adecuado de la ciclovía. Propone la construcción de nuevos espacios para contar con más opciones. Entre ellos, Cerro Azul, Cerro Blanco y Bellavista. (I)

Basura, vidrios rotos, personas que pasean con coche de niños pequeños y sus mascotas o que caminan cogidas de la mano de manera horizontal obstruyen el paso a los ciclistas. Foto: Néstor Espinosa / EL TELÉGRAFO