Ícono porteño está deteriorado
El Parque Centenario, ubicado en la av. 9 de Octubre entre Pedro Moncayo y Lorenzo de Garaicoa, desde su construcción (en el año 1891) es considerado uno de los espacios más importantes de la ciudad, por su extensión, valor estético y debido a que mantiene vigente la historia de la Independencia de Guayaquil.
Pero, a pesar de su relevancia -su diseño es similar a los Bosques Sagrados de la Grecia Clásica-, basta recorrerlo para observar los múltiples daños que presenta este “ícono porteño”.
Rubén Vásconez, de 80 años, es uno de los residentes de la ciudad que, por su oficio de fotógrafo, acude diariamente al lugar, desde hace cuatro décadas. Un difuso recuerdo tiene sobre el chorro de agua que vertía el monumento “La Fuente de los leones” (se denomina así porque en la parte baja hay dos efigies de dicho mamífero). (Ver infografía ampliada)
¿Cuándo la vio funcionar por última vez? Vásconez calcula que hace más de tres años no se ve el agua caer en los recipientes que la componen. La versión coincide con la de más visitantes frecuentes y encargados del lugar.
En la base de la fuente, construida de cemento, hay restos de agua estancada y una tubería, de apariencia oscura, que está expuesta.
Además, el descuido se evidencia en la otra pileta circular, que en su momento fue la más grande de la ciudad (antes de las nuevas -que tienen música y color- que edifica el Cabildo). La fuente no funciona por problemas en las tuberías.
Los postes de las farolas, algunas con forma de rostros de animales, presentan resquebrajamientos. Pedazos de pintura verde caen. Antiguos visitantes recuerdan que los postes fueron negros, es decir, se alteró el color original.
Actualmente, la Fundación Guayaquil Siglo XXI le da mantenimiento a los monumentos del parque.
Uno de los daños que presentan las esculturas de bronce es el deterioro ocasionado por el estiércol de las palomas. Según Giovanny Reyes, quien da mantenimiento y limpia las efigies, los desechos de dichas aves contienen un ácido (úrico) que corroe el metal. “Incluso, hemos hallado estiércol de gatos”.
Para el experto en restauración, una medida para evitar ese tipo de daños, sería educar a los visitantes para que no alimenten a las aves (la que más afecta es la Columba livia). De esta forma “disminuiría su presencia”.
Farolas rotas, focos quemados, elementos de hierro desprendidos y gente que se orina en la plaza afectan al Centenario, cuyo cuidado es responsabilidad del Banco Pichincha.
Según el Municipio de Guayaquil, ese espacio fue entregado en comodato a la entidad financiera. De acuerdo con declaraciones del alcalde de la ciudad, Jaime Nebot, los parques deben ser concesionados para que alguien se encargue del cuidado y mantenimiento.