La antigüedad de los pasos a desnivel en Guayaquil es un tema que no solo preocupa a los ciudadanos comunes, sino también a ingenieros civiles y catedráticos, luego de incidentes que involucran tráileres y vehículos pesados de gran altura.

Hace un mes, un camión que intentó pasar por debajo del puente de la avenida 25 de Julio y José Vicente Trujillo quedó atrapado.

Los habitantes de la intersección de las avenidas Agustín Freire y Guillermo Pareja, en cambio, cuentan que hay automotores que pasan rozando la parte baja de la vía elevada y ubicada en ese sector.

Para Jaime Argudo, máster en ingeniería de la Universidad de Texas, e ingeniero civil de la Universidad Católica de Guayaquil, todos los incidentes son señales de que el Municipio no debe considerar que solo los choferes son los responsables.

La mayoría de pasos a desnivel tiene entre 30 y 45 años. Dependiendo de la longitud, explica Argudo, pueden presentar una ligera flexibilización “casi imperceptible pero que si no recibe mantenimiento se convierte en riesgo”.

La caída del paso a desnivel de la avenida de las Américas, el pasado 16 abril, motivó al Cabildo a revisar en qué condiciones se encuentran las 45 estructuras de la urbe.

La que está ubicada a la altura del coliseo Voltaire Paladines Polo fue reforzada en sus bases. Otra que se encuentra en la intersección de la avenida 25 de Julio y Raúl Clemente Huerta, entró a reparación desde noviembre pasado y permanecerá cerrada hasta abril de 2017, según  la Dirección de Obras Públicas.

Los puentes están sujetos a desgaste como cualquier estructura similar a nivel del suelo, advierte José Wonsang, ingeniero civil y académico de la Universidad de Guayaquil. Los factores que inciden en el deterioro incluyen el clima, el peso de los automotores y la velocidad a la que circulan. “Si un vehículo pasa a exceso de velocidad, el pavimento comienza a destruirse y aumenta la flexibilidad de la losa”.

Por su parte, José Centeno, expresidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, estima que la durabilidad de ese tipo de obras podría ser de medio siglo.

La Ordenanza de Circulación del Cantón Guayaquil, en el artículo 9, cita que los puentes deberán ser objeto de estrictas medidas de control con “el propósito de facilitar la correcta canalización de los correspondientes flujos vehiculares”. (I)