El índice del sistema aumentó de 80% a 89% en 6 años
El 11% de Guayaquil carece de cobertura de hidrantes
La volatilidad de productos almacenados habría sido, según comerciantes, la causa de que una bodega se incendiara ayer en el sector de la Bahía, en la intersección de las calles Colón y Villamil.
Entre los transeúntes hay cuestionamientos sobre la seguridad de las instalaciones de la zona, debido a que los flagelos de distintas intensidades son frecuentes.
Una de las críticas apunta a la cobertura de los hidrantes, los cuales están ubicados en las esquinas de las calles Colón, Chimborazo, Chile y Ayacucho.
La queja también se repite en las cooperativas Monte Sinaí, Flor de Bastión, Paraíso de la Flor, Horizontes del Guerrero, en los que tales herramientas no existen o se encuentran en un número que los habitantes consideran insuficiente.
Hace seis años el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG) reveló que en la ciudad había 924 hidrantes, lo que representaba el 80% de lo requerido, es decir, 1.150, aproximadamente.
Actualmente, según datos facilitados por la entidad, existen 1.027 de los mencionados objetos, lo que eleva el índice de cobertura, pero aún deja al 11% del puerto principal sin apoyo de esta logística.
Los comerciantes de la Bahía admiten la vulnerabilidad a los incendios, pero niegan que esto se deba a problemas en la logística para prevenir tales emergencias.
Francisco Pazmiño, propietario de un local contiguo al que se quemó la madrugada del viernes, manifestó que la mayoría de los productos que se comercian en la zona son inflamables.
Las grandes cantidades de ropa, productos de plástico y madera que se ofertan “son susceptibles al más mínimo descuido”.
Sin embargo, Pazmiño puntualizó que los comerciantes son capacitados en medidas de seguridad. De hecho, “si no fuera por los sistemas de alarma y redes de agua la desgracia hubiese sido mayor”.
En cooperativas del noroeste, en cambio, se cuestiona la efectividad de la logística implementada por el Municipio de Guayaquil, en coordinación con el BCBG.
Hace casi una semana, una travesura infantil fue suficiente para que la casa de Dominga Cervantes y otras dos familias terminaran reducidas a cenizas por causa de un incendio que se presentó en la cooperativa Horizontes del Fortín, en el feriado de Navidad.
El flagelo, comenta Cervantes, se habría originado porque una niña, hija de unos vecinos, prendió un papel en la hornilla de la cocina.
El sector se caracteriza por tener caminos empinados y la mayoría de calles está sin pavimentar, “lo que dificultó el ingreso de los vehículos del Cuerpo de Bomberos”.
Para Cervantes y varios moradores, la falta de hidrantes representa otra dificultad para contrarrestar los incendios.
En el sector Horizontes del Guerrero, por ejemplo, los hidrantes fueron colocados hace dos años cuando inauguró las obras de agua potable el Cabildo porteño.
Manuel Coello, habitante del sector, considera que la red de distribución del líquido no es eficiente. “En las peatonales, donde los vehículos no pueden pasar, no hay, solo en la parte que está pavimentada”.
Para el Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos, la cobertura de estos dispositivos metálicos es aún más inferior que lo sugerido por el BCBG.
Según las normas norteamericanas de la Asociación Nacional de Protección de Incendios (NFPA, por sus siglas en inglés), los hidrantes deben estar colocados cada 100 o 150 metros, “y aquello no se da”, aseguró César Cárdenas, representante del observatorio.
Este diario trató de contactarse con alguna autoridad del BCBG para que explique las observaciones planteadas por la ciudadanía con respecto a la cobertura de los hidrantes en el sector urbano.
El Departamento de Comunicación Social informó que la persona adecuada para dar declaraciones estaba fuera de la ciudad. (I)