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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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“Debo pasar de año, así tenga más horas de clase”

A las 04:30 de ayer, Bryan Zaramea, de  15 años, se despertó, gracias a su  madre, para ir al primer día de clases en el colegio Adolfo H. Simmonds. Durante la última semana, conoció a través de su progenitora que debía estar en el plantel media hora más temprano que el año anterior.

Como Bryan, más de 500.000 niños y jóvenes guayaquileños  comenzaron clases en los planteles fiscales para recibir las primeras instrucciones por parte de sus profesores.

A las 05:45, el joven sale de su casa ubicada en Flor de Bastión para caminar hacia la avenida Isidro Ayora y coger un bus de la línea 49. “Hay que salir con tiempo porque los carros pasan cada 10 minutos”, dijo Bryan.

Cerca del plantel donde estudia Bryan, existen al menos 20 planteles en 10 cuadras a la redonda, entre fiscales y particulares, por lo que el tráfico “puede complicar el tiempo de llegada”, afirmó el joven. Antes de las 07:00 luego de un viaje de 45 minutos, Bryan arriba al colegio Adolfo H. Simmonds, ubicado en las calles Luque y Carchi.

“El nuevo horario me tomó por sorpresa”, aseguró  Bryan quien, como otros 28 estudiantes del plantel, está repitiendo año. Por segunda vez consecutiva, y por problemas con la asignatura de Inglés, el joven estará en 10º año, sección 4.

Bryan mide cerca de 1.60 y es uno de los más bajos en su clase. Su peinado, establecido por las normas del colegio, es de estilo corto y lacio. “Pobre de mí si lo llego a traer largo”.

Por las mismas normas, tampoco lleva otro tipo de accesorios como anillos, piercings o aretes. Pese a que las pulseras también están prohibidas, unas cuantas tiras de cuero adornan el color bronceado de su mano derecha.

Bryan escogió uno de los pupitres pegados a la pared izquierda para establecer su sitio en el aula. Pese a que es uno de los nuevos de la clase, Bryan ya cuenta con 10 amigos a quienes conoció el año pasado en sus “andanzas” después de clase.

El colegio Rita Lecumberry es el preferido de los varones, según admiten los mismos amigos de Bryan, para “buscar chicas”. “Las compañeras prefieren ir al Vicente Rocafuerte”, acotó de forma picaresca Diego, uno de los compañeros de Bryan.

Sin embargo, ninguno prefiere dar detalles del tiempo que se toman para esas “visitas”.

Son 20 varones y 17 mujeres quienes compartirán con Bryan el año lectivo 2011-2012. Cada sexo ocupa 3 filas en un aula con capacidad hasta para 45 estudiantes.

Durante casi 2 horas, entre las 07:00 y 09:15, Bryan recibió las asignaturas de Informática y Matemáticas. La informalidad de los primeros días, cuando los profesores han preferido conocer primero a sus estudiantes, hacen que Bryan se sienta totalmente relajado y coloca su brazo izquierdo sobre el espaldar de su pupitre.

Con 8 horas efectivas de clases, de 40 minutos, cada día, varios estudiantes del plantel se mostraron algo consternados por pasar más tiempo en el colegio.

El objetivo del Ministerio de Educación de aumentar la jornada de la enseñanza básica, según lo manifestado por la titular del ramo, Gloria Vidal, es el  fortalecimiento de asignaturas como Ciencias Naturales, Matemáticas, Sociales y Lenguaje.

Bryan admitió que más horas de clase es mejor. “Tocará adaptarse porque imagino que es para nuestro bien”, manifestó. “Lo bueno es que ahora tenemos dos recesos, eso está mejor como incentivo”.

A las 09:20, en el primer recreo, llegó la primera llamada de atención para el joven. Una maestra le recordó que desde el lunes habrá sanciones por portar mal el uniforme. Bryan tenia parte del pantalón mal hilvanado.

Al término del recreo y de regreso al aula, Bryan y sus compañeros escuchan la primera la clase de Sociales, impartida por el docente Jaime Flor. El maestro evalúa el nivel de conocimiento de sus estudiantes con preguntas sobre los monumentos de Guayaquil.

La mayoría de preguntas no son contestadas, ni siquiera la que “todo barcelonista debería conocer”: el monumento del ex presidente Velasco Ibarra, en las cercanías del estadio Monumental.

Durante las últimas horas de clase, varios de los estudiantes del 10/4 aprovecharon los descuidos de los profesores para descansar sobre el pupitre. No así, Bryan, quien, pese a su mala postura, se mantuvo atento a las indicaciones de sus maestros.

“Esta vez tengo que pasar de año”, sentenció Bryan. Sin embargo “habrá que hacer visitas al Rita”.

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