Baños son improvisados en zonas no regeneradas
Vecinos del sur y oeste de la ciudad, cansados de que los transeúntes usen aceras y postes de energía eléctrica como “baños públicos”, han optado por crear “alternativas sanitarias”.
Así, en la intersección de las calles 14 y Argentina (Suburbio), llama la atención que haya tres paredes de cemento, de un metro de altura, unidas entre sí, levantadas cerca de una alcantarilla. La estructura recubierta de cerámica de color amarillo, que ocupa parte de la acera, no tiene puerta de ingreso ni techo.
Mayra Zambrano, vecina del sector hace 15 años, junto con su cónyuge, es la responsable de mantener el lugar en el que miccionan decenas de transeúntes. Ella, quien expende cervezas en una tienda ubicada frente “al urinario público”, explica que no solicitó permiso al Municipio de Guayaquil para colocar dicho “baño”, pero tampoco ha habido problemas.
DATOS
El Art. 17 de la ordenanza reglamentaria de la zona de regeneración urbana establece que el Cabildo “dotará de las unidades sanitarias en cantidad y ubicaciones de acuerdo a lo determinado en el Plan de Regeneración Urbana, pudiendo tercerizar su administración y mantenimiento”.
Además, se delega a la Dirección de Justicia y Vigilancia el control de la aplicación de lo establecido en los artículos del 23 al 32 de la Ordenanza del uso del Espacio y Vía Pública.
El Art. 32 sanciona a quien hace sus necesidades en la vía pública con el 12,50% y 75% del salario mínimo vital (de $ 39,75 a $ 238,5) por concepto de multa y -o hasta- dos días de prisión, según la gravedad del caso.Precisamente, el mes pasado este medio publicó una nota periodística sobre la novedad y ayer seguía funcionando el citado servicio.
La ciudadana comenta que, debido a que por el lugar no hay baños públicos, muchos clientes y transeúntes usan el espacio para sus urgencias fisiológicas. “Los comedores cercanos no son tan accesibles, porque el barrio es peligroso y, a veces, por prestar un baño han sido asaltados”.
En el punto más cercano que funcionan baños públicos es el parque de Puerto Lisa, en la 8 y Venezuela, a casi 700 metros de distancia. “Queda muy lejos. Por eso la gente llega corriendo hasta este lugar”.
Una iniciativa parecida se emprendió en el sur de la ciudad. En la ciudadela La Saiba llama la atención un cubo de cemento, instalado hace cerca de 15 años, a un costado del bloque 4.
En un área de un metro cuadrado, con techo y puerta de madera, se ubicó la estructura del urinario, con grifo de agua para lavarse las manos.
Luis Zúñiga, dueño de una tienda de abarrotes en la que también se expende cerveza, explica que construyó el sitio por la sugerencia de unos policías que patrullan el sector. Ellos le recomendaron que ubique un servicio porque había gente que se instalaba a beber cerveza bajo un árbol de la zona y podían hacer sus necesidades biológicas en la calle.
El baño, que solo permanece abierto los fines de semana, fue colocado con el permiso del administrador del edificio. “Pero no es un baño público”, aclara.
En Chambers y la 25, al sur, Miguel Alvear, administrador de una tienda de abarrotes, en la que se vende cerveza, expresa que quisiera instalar un urinario cerca al comercio, pues hay gente que orina en un poste cercano. “Generalmente son las personas que toman en las esquinas y lo hacen cuando no ven algún patrullero cerca”.
En el año 2007, la Dirección de Urbanismo anunció que se realizaban estudios para construir nuevos baños públicos. Este diario intentó contactar a la dependencia municipal para conocer si había avances respecto al tema, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
No obstante, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, en un pronunciamiento público, el pasado mes, argumentó que no es partidario de la construcción de baños públicos en las calles, pues aquello provocaría que se originen problemas sanitarios. “Antes la gente se orinaba al pie de las estatuas”, recordó el burgomaestre en alusión al baño que había en antaño en el Parque Centenario.
Sin embargo, no mencionó ninguna alternativa a la carencia de este servicio en muchos sectores de la ciudad, especialmente en aquellos de alta concentración de público.