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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El 50% de asentamientos informales se formó en la década de 1990, según un estudio realizado en 2014

378 mil guayaquileños viven hacinados

En Flor de Bastión, al noroeste de la ciudad, decenas de casas de dimensiones pequeñas están construidas cerca de un canal abierto. Karly Torres / El Telégrafo
En Flor de Bastión, al noroeste de la ciudad, decenas de casas de dimensiones pequeñas están construidas cerca de un canal abierto. Karly Torres / El Telégrafo
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Manuel Pilay, oriundo de Quevedo, llegó a Paraíso de la Flor hace aproximadamente un año a un terreno de 12 x 12 que le dejó un hermano para que pudiera radicarse en Guayaquil. En un mes logra ganar entre $200 y $300 por trabajos ocasionales de albañilería, lo que apenas le ha alcanzado para levantar, de a poco, una casa hecha en madera, caña y zinc, de 4 x 6 donde vive con su esposa y 3 hijos.

Un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadística y Censos estableció que el 16,63% de la población en la ciudad vive en condiciones de hacinamiento. Es decir, que, como Pilay, hay 378.000 personas que viven en espacios reducidos con carencias de servicios básicos. El índice ubica al puerto princial con el segundo mayor porcentaje de problemas habitacionales por detrás de lo que sucede en Los Ríos Santa Elena y Galápagos, que evidencia el 17,5% de problemas de hacinamiento.

Además las necesidades de viviendas en Guayaquil se ubican por encima del resto de cantones. Un informe del Cabildo revela que la demanda anual llega a 12 mil inmuebles. El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), por su parte, informó que en el país existe una deuda de 1’100.000 casas, de las cuales la mayor parte está en la urbe.

Entre las razones por las que la ciudad mantiene los problemas de vivienda está el desordenado crecimiento urbano que, históricamente, se presentó junto con el desarrollo económico, según el historiador Ángel Emilio Hidalgo.

En este sentido, a partir de 1930 empezaron a establecerse los primeros de estos sectores como el barrio Cuba, al sur de la ciudad. “Aunque también hay registro de suburbios de mediados del siglo XVIII”.

Pese a los intentos del Cabildo por controlar el uso y la tenencia de suelo con el objetivo de planificar la cobertura de servicios básicos, la improvisación de casas pequeñas aún está vigente, aseguró el sociólogo Gaitán Villavicencio.

A mediados del siglo XX, los hacinamientos se presentaban cerca de polos de movimiento económico como mercados, muelles y urbanizaciones como el barrio Centenario.  Con el pasar de los años, la creación de vías como las avenidas 25 de Julio, Francisco de Orellana y la Perimetral también atrajeron la migración de ciudadanos de escasos recursos.

Villavicencio insiste en que además de leyes y ordenanzas, que intentan controlar la aparición de asentamientos en condiciones precarias, deben existir planes estatales y municipales con ofertas de tierras para gente necesitada.

Los Guasmos, Vergeles, Guangala y la mayor parte del suburbio oeste aparecieron como invasiones cuya principal característica eran los hacinamientos.  Mientras que la Alcaldía informó que la mayoría de los tugurios están cerca de los mercados. La cifra total no fue proporcionada, lo que sí se conoce es que el Municipio recauda impuestos de estas viviendas en situación precaria.

En 2014, un estudio realizado por la arquitecta Patricia Sánchez, experta en urbanismo, estableció que alrededor del 50% de suelo ocupado informalmente se formó a partir de la década de 1990. (I)

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