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Un encuentro con los próceres en el Museo de Cera
Es más que una exposición de figuras y una recreación de ambientes y sonidos. Los museos de cera en Ecuador y en cualquier otro país son un espacio para conocer parte de la historia.
Quienes ingresan, por primera vez, al Museo Mena Caamaño, con frecuencia, tienen la impresión de que han entrado en la máquina del tiempo y la aguja se ha detenido en el siglo XIX. Este museo está situado junto al Palacio de Carondelet, en pleno Centro Histórico de la capital. En este lugar se recrea la masacre del 2 y 3 agosto de 1810, donde fallecieron alrededor de 300 quiteños.
Según las referencias históricas, un grupo de ciudadanos asaltaron las prisiones para liberar a los patriotas que se encontraban presos después del Primer Grito de Independencia de 1809, pero ante la alarma, los soldados realistas asesinaron a 32 de los detenidos que se encontraban en las dependencias altas y bajas del edificio, entre ellos, los principales jefes de la Revolución de Quito: Salinas, Quiroga, Larrea, Ascázubi, Morales, Riofrío y Villalobos, entre otros. Los motines se volcaron también a las calles ocasionando sangrientos enfrentamientos.
La Suprema Junta decretó 3 días de duelo, como demostración de dolor por la irreparable pérdida de los próceres. Sus restos fueron depositados en las criptas de conventos como el de San Francisco o el de San Agustín.
Aunque el temor reinó en la ciudad por un tiempo después de la masacre, los ideales de estas personas se convirtieron en la semilla que culminó con la independencia definitiva. El Museo funciona precisamente en el edificio donde estaba situado el Cuartel Real de Lima, donde se congregaba la tropa, se guardaban las armas y se administraban los asuntos concernientes a la seguridad del territorio colonial quiteño.
Los calabozos, conocidos también como Presidio del Real de Lima, se encontraban en el sótano del edificio, con bajos niveles de temperatura e higiene.
El recorrido dirigido dura una hora, tiempo en el cual los guías hacen un repaso histórico por este museo, que abarca 7 áreas y se divide en 10 salas. Las figuras de cera fueron elaboradas por el artista francés Alexander Barbieri.
Según el blog Ladrillos de Quito, entre 1958 y 1959, se emprendió un plan de recuperación integral del inmueble. Estos trabajos estuvieron a cargo del ingeniero Juan Villacreses, quien reforzó la estructura con acero y concreto.
Las obras incluyeron la instalación del cableado eléctrico e instalaciones sanitarias y rehabilitación de la puerta de piedra, localizada sobre la calle Espejo. Además, se diseñó el jardín afrancesado del patio central y la fuente de piedra, y se recubrió la parte baja de la fachada con piedra ornamental.
En marzo de 1987, un fuerte sismo que sacudió Quito, provocó daños en la edificación que debieron ser atendidos de manera inmediata.
Estos trabajos se extendieron hasta 1992, año en que se reabrieron las puertas del museo. Durante esta época el edificio fue ocupado por la colección del Museo Alberto Mena Caamaño y el Archivo Histórico de la Ciudad, que se trasladó al palacio de La Circasiana el 26 de noviembre de 1992.
En 1997 se dio paso a una nueva rehabilitación integral del inmueble, esta vez a cargo de los expertos en patrimonio del Fondo de Salvamento del Patrimonio, Fonsal.
Finalmente, reabrió sus puertas de manera definitiva en 2002. En ese año se inauguró la muestra permanente De Quito al Ecuador, como parte integrante del Museo Alberto Mena Caamaño, que contextualiza la masacre. Esta muestra lleva al visitante por una ruta desde Pedro Vicente Maldonado al primer grito de la Independencia y el martirio del 2 de agosto de 1810, y finaliza en el museo de cera.
Hoy, entre 400 y 500 visitantes al día recorren el Museo.