Publicidad

Ecuador, 21 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

¿A quiénes llamamos mártires?

IIustración: Patricio Mosquera
IIustración: Patricio Mosquera
09 de agosto de 2015 - 00:00

Los historiadores coinciden en que un mártir es quien pierde la vida por compartir una causa de interés colectivo. El carácter trágico que envuelve la vida de los mártires es una constante en la historia. En muchos casos es tan pronunciado que las sociedades no pueden dejar de referirse a ellos como héroes.

Para Carlos Landázuri Camacho, historiador y profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar, un mártir, en un contexto religioso, tiene una connotación de un extremado heroísmo que lo coloca fuera del alcance de los seres humanos comunes y corrientes.

En el caso de la historia política ecuatoriana, el catedrático no pone en duda que los patriotas del 10 de Agosto se arriesgaron a proponer una visión diferente y que este planteamiento los puso en una situación por demás riesgosa, pero considera que ellos no estaban conscientes de que al hacerlo iban a ofrendar su vida por la patria. “No creían que de su sangre brotaría un nuevo patriotismo”. En el plano político, dice Landázuri, es, sin duda, una acción heroica, sobre todo, porque se atrevieron a desafiar el poder constituido al proponer algo novedoso.

“Ellos no soñaron exactamente con un Estado libre, democrático e independiente del gobierno español. Eso era impensable en esa época. Lo que los patriotas proponían era una autonomía para esta zona de la Sudamérica Andina. Lo que ellos hicieron el 10 de Agosto de 1809 fue redactar una Constitución, no un Acta de Independencia”.

En ese sentido, el historiador precisa que la concepción del término ‘mártir’, entendida como la persona que acepta la muerte de forma pasiva y entrega su vida con gozo —muy relacionada con la concepción religiosa— no se puede aplicar a los próceres del 10 de Agosto; la razón es sencilla, porque, según él, los prócer es debieron sentirse muy angustiados y desesperados cuando sintieron que estaban a punto de morir. “Ellos no pensaban que daban su vida por la patria. Somos nosotros quienes damos un juicio de valor al llamarlos mártires”. Para Landázuri, fue el conjunto de las circunstancias en las que murieron lo que les da el carácter de mártires.

Insiste, además, en que atribuirles el calificativo de mártires es una iniciativa nuestra y no de ellos.

“Lo importante no es determinar si fueron o no mártires, sino entender por qué ocurrió, por qué los mataron, qué proponían el 10 de Agosto”.

En realidad, muchos jóvenes tampoco tienen claro qué significa ser un mártir.

Santiago Castro, estudiante universitario, comenta que durante varias etapas de su vida estudiantil creyó que mártir era aquella persona que daba con gusto la vida por su país. “De alguna manera también lo consideraba ‘santos’, porque eran capaces de sacrificarse por los demás”.

David Andrade, estudiante secundario, considera que solo se puede llamar mártir a quien ha sufrido mucho antes de morir, más allá de si luchó o no por sus ideales.

“Los seres humanos vamos encontrando causas a las cuales dedicar nuestro tiempo y nuestras ganas, pero siempre asaltados por una serie de dudas y ambivalencias, y eso, según mi punto de vista, les ocurrió a los patriotas del 10 de Agosto. Ellos no tenían claro lo del Estado libre y democrático, como nosotros lo tenemos ahora”.

Ellos redactaron una Constitución a la que llamaron “del pueblo”. En realidad, aún resulta difícil determinar cómo la concebían. “Ellos querían seguir formando una comunidad hispánica de Naciones”.

En general, los ecuatorianos los consideramos mártires de la independencia. Muchos historiadores coinciden en que hicieron una propuesta que en el fondo es radical, pero, según Landázuri, intentaron plantearla en la forma menos radical posible, pero sus enemigos no lo aceptaron.

“Ellos plantaron una semilla y ese acto los condujo a la muerte, una muerte no querida por nadie. Ninguno de ellos ansiaba la muerte”.

¿Queremos héroes o mártires?

El historiador Ramiro Andrade advierte que los mártires son seres comunes: no son ni más ágiles, ni más inteligentes, ni más visionarios que el promedio, pero sí son conscientes de que se pueden hacer mucho desde las limitaciones que todo ser humano tiene.

“Todos los países tienen mártires, porque toda sociedad emprende luchas, y estas necesitan líderes y símbolos que permitan recordarnos lo que se logró y cómo se hizo”. Aun así cree que los países no necesitan mártires, sino constructores. “Un historiador boliviano dijo alguna vez que ‘nadie quiere mártires, así se queden vacías las horas cívicas’. Es cierto que los mártires son personajes vistosos y demasiado emotivos, pero hubiera sido mejor que no murieran en las circunstancias en las que lo hicieron”. Según este investigador, todo mártir es un héroe, pero no todo héroe está dispuesto a perder la vida o al martirio.

“Hay distintas formas de ser héroe, pero solo una de ser mártir. Hay que estar dispuesto a ofrendar la vida por el bien de otros; perder la vida para que otros tengan una vida mejor”.

Andrade recalca que a quienes hoy llamamos mártires eran personas que temían a la muerte, como todo mortal, pero nunca dejaron de hacer lo que le parecía correcto para escapar a sus consecuencias.

Contenido externo patrocinado