Ni todo el consumo gestado en estos últimos lustros puede borrar lo de fondo: la humanidad celebra esta noche un valor eterno y profundo: la solidaridad. Somos humanos porque entendemos y valoramos lo que significa estar en la Tierra, vivir en comunidad y añorar la paz y la convivencia. Las sociedades, en sus complejidades, asumen los conflictos y diferencias para mejorar su calidad de vida. No nos juntamos esta noche para comer o intercambiar regalos solamente, sino para encontrarnos, reconocernos, reafirmar la amistad y forjar las mejores familias.
Solo ahí tiene sentido esa palabra, porque estar juntos esta noche es para apoyarnos y celebrar nuestras glorias y derrotas, pero también para profundizar colectivamente la mejor sociedad ecuatoriana: justa y equitativa.