El expresidente democratacristiano se autocalifica como perseguido político y, al mismo tiempo, considera que no hay sistema judicial legítimo para procesar los 37 juicios en su contra. Ahora parece que lo ocurrido en 1999 no existió, que simplemente fue una dolorosa medida, necesaria para salvar al país de una debacle.
Por encima de toda consideración política, hay evidencias y hechos que nadie puede desconocer, y menos subestimar. Jamil Mahuad ha sido sentenciado a 12 años. Con ello, en primera instancia, sus argumentos no caben.
La sentencia se ha demorado, es cierto. Ahora corresponde a las autoridades exigir la extradicción. Por lo pronto, esta sanción reivindica en parte el dolor de millones de ecuatorianos afectados por el delito cometido por el ex mandatario.