Hay tradiciones y tradiciones. En alguna época la esclavitud fue considerada natural a la condición humana (de los blancos). Igual ocurrió con la violencia intrafamiliar y con las conductas perversas del machismo.
Y como los tiempos cambian y los humanos entendemos mejor nuestras relaciones, también es factible revisar lo que parecía normal en un himno, como el de Quito: alabar el españolismo que en su momento fue la causa de sometimiento, pobreza y subdesarrollo.
Ahora que el nuevo alcalde capitalino ha ‘repuesto’ el himno anterior -ignorando una ordenanza municipal que debe ser modificada con otra-, bien vale la pena considerar que la neocolonización no puede ser el signo de estos tiempos ni de las autoridades electas en esta época.