En Ecuador se ha logrado asestar una serie de golpes letales al crimen organizado mundial. Uno de los últimos fue a una banda dedicada al robo en cajeros automáticos. Y aunque eso implica un largo proceso de seguimiento e investigación, también forma parte de una estrategia que nace de una institucionalidad más sólida del país y de su relación con otras naciones. Sin embargo, el combate al crimen organizado (que no solo son los robacarros o los narcos, incluye a otros delitos hasta de orden terrorista y de desestabilización) demanda una constante actualización, vigilancia y seguimiento. No hay cómo parar ni descuidarse. Y, por lo mismo, es vital el factor ciudadano, así como la formación y capacitación permanente de policías y militares, jueces y administradores.
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