Esta semana se cumplirá un año de la administración municipal de todas las autoridades elegidas en febrero de 2014. El 14 de mayo iniciaron su mandato con mucha expectativa y hasta ilusiones por parte de la ciudadanía.

Para algunos analistas fue el momento de quiebre de un proyecto político mayoritario y hegemónico, hasta cierto sentido. A la luz de los hechos, la historia dirá que en este año poco ha cambiado el panorama de las ciudades y es escaso el alcance de la propuesta de aquellas nuevas autoridades, que como la de la capital, ha dicho mucho, pero ha hecho poco. Y qué decir de las que se reeligieron el año pasado.

Por lo que toca a Guayaquil solo vemos más de lo mismo. Y en todas las ciudades persisten problemas hondos y graves. El mayor: el transporte público. No hay un solo municipio, con las competencias para ello, que haya creado un plan o proyecto efectivo para resolver un drama, complejo y crónico, para los usuarios y pasajeros. Ni el alza de pasajes lo logrará porque persisten el maltrato, el abuso, los accidentes, la incomodidad y grandes zonas sin ese servicio. (O)