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El Telégrafo
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Damnificados del terremoto quedaron abandonados a su suerte

Familias damnificadas debían escarbar en los escombros para conseguir algo de vestir o comer. El Miduvi no los auxilió a levantar sus casas y la atención prioritaria a los grupos vulnerables, como los adultos mayores, tampoco se cumplió.
Familias damnificadas debían escarbar en los escombros para conseguir algo de vestir o comer. El Miduvi no los auxilió a levantar sus casas y la atención prioritaria a los grupos vulnerables, como los adultos mayores, tampoco se cumplió.
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19 de abril de 2020 - 00:00 - Redacción Ecuador Regional

Cuando pasaron los 75 segundos de terror, de destrucción e incertidumbre, siguieron pocos minutos de aparente calma, momentos para digerir lo ocurrido, para asimilar la magnitud del daño.

Para algunos, el terremoto del 16 de abril no pasó de un susto, un instante para pensar en lo vulnerables que somos, para recapacitar. Para otros fue el momento inolvidable que les cambió la vida.

Fueron 75 segundos que en un parpadeo les arrebataron sus seres queridos a cientos de familias manabitas, esmeraldeñas, ecuatorianas.

Un minuto y quince segundos que hicieron añicos años de trabajo de comerciantes y empresarios,  que vieron desplomarse su sustento de vida. Muchos aún no se recuperan del golpe y apareció el covid-19.

Luego llegó el momento de la reconstrucción. El gobierno del expresidente Rafael Correa ofreció rehabilitación de obras, incentivos para la reactivación económica, ayuda humanitaria. Los protagonistas de la desgracia ahora lo desmienten.

Para el 19 de abril de 2016 ya se habían anunciado $ 160 millones para atender los daños causados por el terremoto. La ayuda había llegado, era el mensaje.

Hoy, cuatro años después, se evidencia que la ayuda no llegó a todos y que muchas promesas no pasaron del discurso. (I)

Javier Pincay, concejal rural de Portoviejo
El terremoto le quitó a su esposa e hija

Javier Pincay, concejal rural de Portoviejo, rememora la fecha como una película de terror. Esa  fatídica noche perdió a dos seres infinitamente amados, su esposa Victoria y su hija Juleidi, de 11 años. Solo le quedó Jéremy (16).

Recuerda que las dos mujeres de su vida regresaban de una fiesta familiar cuando tembló. Pasó el susto y de inmediato trató -sin suerte- comunicarse con su esposa. Salió a recorrer el camino habitual de vuelta a casa, gritaba con el alma sus nombres, con el miedo a flor de piel, pero nada.

Fue a la mañana siguiente, con la luz de día y ayuda de maquinaria que encontró a su familia. Entre escombros hallaron el auto donde viajaban con otros seis familiares. En total, ocho parientes se le fueron a Javier. Un edificio les cayó encima, pero, irónicamente, se considera “afortunado” por hallar los cuerpos. “Ese día se amontonaron los escombros, eso a los pocos días apestaba”. Critica que sectores que requerían ayuda urgente no fueron atendidos y que se gastó en obras no emergentes. “Gastaron $ 7 millones en un parque que antes no existía, mientras que en el campo la gente rogaba al Miduvi por ayuda para reparar sus viviendas. Faltó humanidad”, sentenció. (I)

Kirie Bravo, dirigente comercial de Manta
No existieron incentivos al comerciante  

”Nos dijeron que somos empresarios privados y que no había forma de ayudarnos”, relató Kirie Bravo, presidente de la Zona Comercial de Nuevo Tarqui.

Bravo, quien se dedica a la venta mayorista de calzado, recordó los difíciles momentos que vivió y el esfuerzo que realizó para reactivar su negocio, luego del 16 de abril.

“Perdí siete de ocho locales que tenía, solo sobrevivió el de Chone. Fue como comenzar de nuevo, tuve que levantarme de cero”, dijo.

Criticó el mal uso que el gobierno de Rafael Correa hizo de alrededor de $ 3.500 millones destinados a la reconstrucción. “Solo podíamos optar por unas pocas líneas de crédito de la banca pública, la gran inversión la hizo la banca privada, que recuperó con intereses”.

Lamentó que no se tramitó leyes o beneficios que permitieran al comerciante atravesar la crisis. “Debían ofrecer flexibilidad para otorgar créditos y congelar la calificación crediticia con el mismo objetivo”, citó como medidas que solicitaron en su momento. “Al final tuve que prestar al banco a través de una tercera persona porque obviamente el terremoto llegó de sorpresa y nos dejó en dificultades para cubrir cuentas; las autoridades pudieron aliviar esta situación, pero fallaron en hacerlo”, concluyó. (I)

Plutarco Bowen, empresario hotelero
Faltó un plan para reactivar el turismo   

Plutarco Bowen, expresidente de la Asociación de Hoteleros de Manta, recuerda que tras el terremoto el sector quedó en ruinas y se quejó, además, que fueron los menos tomados en cuenta para incentivos. Explicó que en Manta al menos 24 hoteles sufrieron daños totales y otras decenas sufrieron daño moderado.

Aseguró que uno de los mayores problemas para reactivar el turismo fue la falta de reformas legales y un plan de contingencia, como ocurre actualmente por la pandemia de covid-19.

Citó como ejemplo los créditos que anunció la CFN para recuperar el sector. “En primera instancia la prioridad era atender a la familia. Luego de dos o tres meses, cuando muchos quisieron aplicar, no pudieron por detalles menores.

Hubo el caso de un hotelero que por una deuda mínima, como de $ 60 con CNT, le bajaron la nota crediticia y no podía aplicar”.

En el caso de los comerciantes recordó que los que laboraban en el casco comercial fueron reubicados en Nuevo Tarqui, “pero hasta ahí llegó el plan. Invirtieron $ 14 millones y hoy en día se probó que no fue la solución, el sector está abandonado, los comerciantes no venden y la antigua zona comercial está en el olvido”, aseguró. (I)

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