La quema de neumáticos usados genera un alto impacto ambiental por los gases tóxicos y nocivos que emanan las llantas, al entrar en contacto con el fuego.

De la misma forma, cuando son arrojadas en botaderos de basura o almacenadas, se convierten en un foco de infección por reunir condiciones microambientales favorables para la incubación y desarrollo del mosco transmisor del dengue y la chikungunya.

De acuerdo con cifras del Sistema Ecuatoriano de Gestión Integral de Neumáticos Usados (Seginus), en Ecuador se desechan anualmente 2,4 millones de neumáticos, cuyo material puede ser aprovechado en 95%.

Ecocaucho es una empresa que se encarga de procesar las llantas usadas y convertirlas en una gran variedad de productos como pisos de gimnasio, moquetas para autos y rodapiés, entre otros.

Juan Bermeo, gerente de esta compañía contó que el negocio nació en 2013 con la mirada de darle un segundo uso a los neumáticos desechados y así aportar con el cuidado del medio ambiente. Indicó que entre 2013 y 2018 han procesado 242.403 llantas para convertirlas en artículos destinados al hogar, a vehículos y últimamente para los deportes.

En un recorrido por la planta ubicada en el norte de Quito, este Diario constató el proceso del reciclaje, el cual inicia con la recuperación de los neumáticos en botaderos, en calles y recolectores de basura, así como en empresas que renuevan las llantas de la flota de sus vehículos.

Los neumáticos son clasificados según su tamaño y estado. Los que pueden ser reencauchados son separados y los que tienen más desgaste son picados en pedazos, para luego pasar a un molino que tritura los restos, hasta hacerlos más pequeños. Se retira la fibra textil y gracias a un imán se separan los alambres de acero.

El material pasa a una granuladora que reduce los residuos a partículas más pequeñas, las cuales pasan a un tamizaje y se obtiene un grano que se vende al peso a empresas como Ecocaucho.

El material granulado pasa a distintas máquinas dependiendo del producto que se vaya a trabajar y a través de moldes y procedimientos especiales, se obtiene la variedad de productos, muchos de los cuales son adquiridos por constructores para el uso de topes, rompe velocidades o son convertidos en mat, el  delgado tapete con el que se  practica yoga.

 Artesanías 100% recicladas
Guillermo Rivera, presidente de la Asociación de Artesanos Recicladores de Caucho de Cuenca, señaló que el proceso para trabajar artesanías con los neumáticos no es difícil y requiere sobre todo de creatividad y de empeño.

“Nosotros recibimos las llantas, evaluamos el producto y dependiendo del tamaño, vemos si sirven para maceteros o para muebles. Se trabaja artesanalmente con cuchillos, tijeras, sierras y se le va dando la forma”, afirmó el emprendedor.

Los maceteros tienen precios desde los $ 20 y los muebles, principalmente de jardín, bordean los $ 50. Pero además fabrican repuestos para autos, como base de motores, paquetes, hojas de resortes y cauchos para todo tipo de vehículos.

“Todo lo de la llanta se aprovecha, no se desperdicia nada”, dijo Adelaida Torres, una artesana que fabrica distintos adornos para escritorio como cartucheras para lápices y esferos, portavasos y bisutería como collares, aretes y dijes. “La creatividad no tiene límites”, afirmó la microempresaria quien, junto a su familia, piensa iniciar la elaboración de pastas de agendas elaboradas en su totalidad con materiales reciclados de llantas.

Generalmente las microempresas que trabajan artesanalmente los neumáticos son familiares que ven en el reciclaje de llantas una opción para generar recursos y cuidar el ambiente. (I)