Manuel Ramos: “El Banco Central no debe financiar al gobierno”
El Banco Central del Ecuador (BCE) apunta a ser una institución que no dependa del poder Ejecutivo o del partido político de turno. En septiembre llegará a la Asamblea un proyecto de ley que garantice su autonomía.
Para Manuel Ramos, director general del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), esta decisión es fundamental para la conducción eficiente de la política económica de un país.
¿Por qué es necesario que un banco central sea autónomo?
Porque el horizonte con el cual un banco central diseña políticas públicas, políticas monetaria, cambiaria y crediticia, es más grande que el de un gobierno electo. El gobierno está sujeto periódicamente a elecciones, por lo que podría tomar decisiones que son mejores al corto plazo, pero costosas a largo plazo. Un banco central no está sujeto a este tipo de presión.
También porque el Banco Central es una institución que puede hablar de temas delicados y dar noticias incómodas de una manera mucho más creíble y neutral que otros actores que quizá están sujetos a la presión de elecciones. En las democracias se necesita de un agente económico que no tenga presiones políticas tanto en su diseño como en la operación de sus políticas.
¿Cuál es entonces la función de un banco central?
En general, tiene la función de la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda. Pero esto no implica solo la política monetaria, sino también la conducción, regulación y operación de los sistemas de pago y del sano desarrollo del sistema financiero.
Desde la crisis global económica que se detonó en 2009, se incrementó la participación de los bancos centrales en materia de estabilidad financiera. Se dejó de creer que las funciones de la política monetaria debían estar separadas de la política de la estabilidad financiera, sino que se complementan.
¿La misma función tiene un banco central en una economía dolarizada como la de Ecuador?
Sí. El banco central debe tener una ventaja comparativa en términos del control macroeconómico. Debe mantener las finanzas públicas sanas, una política presupuestal prudente y el control macroeconómico.
Y aunque parecería que aquí (Ecuador) el Banco Central no tiene un instrumento importante que es la política monetaria o cambiaria, el control macroeconómico dentro de una economía que está dolarizada también conlleva un cuidado enorme y conocimiento. Se necesita la gente apropiada, con los incentivos apropiados y con el capital humano suficiente.
¿Considera que con la nueva ley el Banco Central del Ecuador conseguirá autonomía?
La idea de tener un banco central autónomo es muy buena. Pero nada es a prueba de balas. Depende de los gobernantes que elija una sociedad, aunque esté escrito en leyes, en algún momento se puede dar marcha atrás.
Pero esto será más difícil si se tiene una sociedad acostumbrada a un banco central autónomo. Tener un banco central independiente es fundamental para la eficiente conducción de la política económica.
¿Cómo limitar la influencia del ejecutivo en el Banco Central?
Los gobiernos sujetan a los bancos centrales hasta que les cierren las brechas presupuestales con los financiamientos. Para parar esta injerencia se debe otorgar autonomía e independencia a los bancos centrales y prohibirles que financien a los gobiernos, esto es fundamental para la política económica de un país.
El Banco Central debe hacer contrapeso al gobierno, debe debatir, rendir cuentas y transparentar las decisiones que tome. Asimismo debe estar atento a todos los comentarios y críticas que tenga el gobierno. (I)