La importancia de controlar la liquidez
A las puertas del inicio de una campaña electoral para los comicios presidenciales 2013, ya surgen las primeras ofertas y una de ellas es el incremento del Bono de Desarrollo Humano (BDH) de 35 a 50 dólares. Las estrategias presentandas para cumplir con la propuesta son dos: que en lugar de gastar 320 millones de dólares en la publicidad gubernamental, esos recursos se dirijan para subvencionar esa protección social, según cálculos del precandidato Guillermo Lasso de Creando Oportunidades (Creo) y la otra es que los 323 millones de dólares que costaría el incremento del bono para 1’912.240 beneficiarios provengan de las utilidades de la banca y de no aceptarlo, se buscaría ‘nacionalizarla’, según el mandatario Rafael Correa, quien probablemente se candidatice para la relección.
La propuesta surge, por que las utilidades de la banca el año pasado fueron de 394 millones de dólares, cifra que en nueve años de recuperación financiera, significó un crecimiento del 328%, pues en 2003 alcanzó los 92 millones de dólares (ver gráfico 1). Hasta septiembre de este año la utilidad superó los 267 millones de dólares, mientras que, en el mismo periodo de 2011, fue de 292 millones. Esa caída de 25 millones en sus utilidades, según la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ABPE), obedece a la creación de más leyes que regulan a la banca con el propósito de evitar una burbuja financiera, lo que desembocó en el control de la entrega de préstamos de consumo y tarjetas de crédito.
No obstante, en el periodo de análisis (2003-2011), el único año en que el sistema financiero tuvo una variación porcentual negativa en el crecimiento de sus utilidades fue 2009 porque registró una caida de 23,05% a causa de la crisis internacional, pero en 2010 su recuperación fue del 19,82%, eso obedeció a que el Ecuador pudo enfrentar correctamente esa crisis. Dicha situación provocó que el año 2011 aún sea más favorable para el sector al tener un crecimiento acelerado de sus ganancias netas (51,53%) y se espera que este año ese porcentaje sea altamente positivo (ver gráfico 2).
Para el analista Pablo Dávalos, esas cifras demuestran que la banca “jamás pierde y siempre busca formas de obtener utilidades”. Además explica que los informes de la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS) develan que las instituciones por categorías pequeña, mediana y grande tuvieron utilidades en 2011 de 33 millones, 88 millones y 273 millones de dólares, respectivamente (ver gráfico 3).
A la vez, en el grupo de grandes bancos, donde constan Pichincha, Pacífico, Produbanco y Guayaquil, se evidencia que estos tienen el mayor control de la liquidez monetaria del Ecuador por concentrar activos, patrimonio, ganancias, entre otros (ver gráfico 4). Pero también se identifica que han implementado estrategias para controlar su mercado en cuanto al costo de la entrega de créditos de consumo y microcréditos especialmente, además de los créditos hipotecarios y corporativos, pero de igual forma en dolarización sus tasas de interés son muy altas (11% - 15%), mientras la tasa pasiva (depósitos) bordea el 4% anual, según el Banco Central del Ecuador (BCE).
Esa actividad preferencial tiene una razón de ser, según Dávalos, y es que “los cuentahorristas -especialmente de clase media- aún no tienen confianza en el sistema y han dejado de adquirir pólizas de acumulación, certificados de depósitos, entre otros”. Esta situación ha causado que la banca se especialice en una cartera de muy corto plazo y el de largo plazo tiene un bajo porcentaje.
Esto marca un escenario, donde la relación ahorro-inversión que era fuerte hasta antes de 1999 desapareció y ahora prevalece la relación ahorro-consumo, que le permite al sector cobrar una tasa de interés de alrededor del 25%, que es superior al interés del crédito de vivienda y corporativo. “Al existir una prioridad por la relación ahorro-consumo, el escenario en Ecuador es que los grandes bancos están controlando la liquidez monetaria y deciden a quiénes prestan sus dineros y a quiénes no”, enfatizó Dávalos.
Defendiendo la solvencia
Al detallar el rol de la banca en esta primera década de cambios, la propuesta gubernamental de hacer uso de las
utilidades de este sector en beneficio de quienes reciben el Bono de Desarrollo Humano (BDH) es considerado por varios analistas económicos como una declaración política antes que económica. Esto se sustenta cuando Correa dijo: “Banquero que no quiera, no se preocupe, que le compramos el banco y nacionalizamos, pero con los pobres no van a jugar, señores”. Eso no se sostiene, según Dávalos, porque el entrar a administrar un banco en la actual coyuntura significa que el país tendría que salir de la dolarización, y esto se puede convertir en un boomeran, en un contexto electoral.
Fausto Ortiz, exministro de Finanzas del actual Régimen, dijo que se debe buscar otra propuesta de financiamiento, como podría ser la promulgación de una nueva ley que permita obtener más ingresos y pueda financiar el BDH, tras asegurar que la utilidad de la banca cambia cada año porque responde a la cantidad de depósitos que reciba y créditos que entregue. Dávalos, por su parte, explica que “nacionalizar la banca significa manejar la liquidez y para ello tiene que entrar como administrador de la banca privada”. Y destaca que llegar a esa medida en el Ecuador “no es necesario” porque de los cuatro grandes bancos, el del Pacífico (BP) -incautado por el Estado- cuenta con un capital de 3.000 millones de dólares y se podría fusionar con el Banco del IESS (Biess) que tiene un capital de 8.000 millones de dólares, con ello se sumaría un total de 11.000 millones de dólares, con lo que ya habría el control de la liquidez.
Pero lo más importante sería que el Gobierno no se quede ejecutando solo política fiscal por medio del gasto de capital para impulsar la relación ahorro-inversión, sino que además debe trabajar en la creación de una Ley de Banca Pública, similar a la del Brasil, donde las tasas de interés para los sectores hipotecario y productivo sean bajas de entre un 5% y 7%, con lo cual se restaría poder a la banca privada.
Dávalos explica que el financiamiento del bono puede provenir de otro rubro que es absorber las ganancias provenientes de la alta tasa de interés del negocio de las tarjetas de crédito, que genera una ganancia de 300 millones de dólares a la banca. Esa cifra es alta porque después de la dolarización se mantuvo el pago del 8% de intermediación que se cobraba al emisor que debía cubrir los riesgos del tipo de cambio, de la tasa de interés y de no pago de deudas en sucres.