La pandemia del covid agravó las dificultades en el IESS
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) perdió cerca de 270.000 afiliados en estos últimos meses debido al incremento del desempleo, como efecto de la emergencia sanitaria.
Jorge Wated, presidente del Consejo Directivo del IESS, dijo que estas desafiliaciones se están desacelerando. En una entrevista en radio Democracia, el 10 de julio, aseguró que se pasó de más de 100.000 despidos mensuales a 30.000 en junio.
Hugo Villacrés, director de la Facultad de Ciencias Administrativas y Económicas de la Universidad Indoamérica, asegura que la pandemia ha impactado principalmente de tres formas al IESS.
Una es el incremento de los gastos para atenciones en salud. Otra es la reducción de afiliados, que afecta a su liquidez e ingresos y por ende al fondo de pensiones, pues se usan los aportes de los activos para pagar a los jubilados.
Finalmente se ha acelerado el pago del seguro de desempleo. Este es un fondo común que venía creciendo en el tiempo. “La reducción de ingresos más el incremento en gastos, hacen insostenible cualquier sistema o empresa y el IESS no es la excepción. Es un año complejo para la seguridad social, como lo es para todo el país”, asegura Villacrés, también expresidente del Consejo Directivo del IESS.
Agrega que si el país decrece, eso se verá transferido a las finanzas de la seguridad social, debido al desempleo y a la reducción de salarios. A todo esto se suman deudas que venía arrastrando el Estado con el IESS.
Según Wated, no solo corresponden al impago de su aportación del 40% desde octubre de 2019, sino también el 40% que dejó de pagar el gobierno anterior y la deuda antigua de salud, que asciende a unos $ 3.000 millones.
Según Alberto Acosta Burneo, analista económico, el IESS antes de la pandemia ya era insostenible. Cree que durante la bonanza se aplicaron políticas que repartían beneficios al corto plazo, pero que descapitalizan la seguridad social al mediano y largo plazo.
Por ejemplo, dice Acosta, el beneficio de salud a los hijos menores de 18 años de los afiliados no estaba financiado. “El IESS está usando el dinero de sus fondos, la pandemia lo que hizo fue acelerar ese proceso. La situación del IESS no se debe a la emergencia sanitaria, sino al mal manejo que se le dio, con criterios políticos y electorales”, asegura.
Propuestas
Villacrés considera que inicialmente se debe planificar una desinversión de papeles de renta fija y variable públicos y privados que tenga el IESS, los que puedan generar liquidez inmediata, para asegurar el pago de pensiones y llegar a un acuerdo con el Gobierno para el pago del 40%. Wated dijo que sobre esto último ya se está conversando con el Ejecutivo.
Por otro lado, los expertos concuerdan en que se requiere una reforma estructural y profunda a la seguridad social, manejada técnicamente.
Villacrés considera que se debe garantizar mayor cantidad de afiliados al IESS para que puedan tener un beneficio de jubilación, sino el Estado terminará cubriendo la protección social de las personas mayores de 60 años.
Actualmente hay más de 2 millones de personas de esa edad y solo 500.000 reciben jubilación. “Si bien el IESS depende del aporte de los afiliados, el problema es que las personas que no aportan no tendrán derecho a una pensión. Entonces quién va a ver por esas personas mañana, sería el Estado”, indica Villacrés.
Acosta cree que es fundamental devolver al ciudadano el poder de decisión sobre sus ahorros. “La quinta parte de los sueldos pasa a la seguridad social, para que se le preste al Gobierno o para una burocracia abundante. No tenemos ninguna seguridad de que cuando nos jubilemos haya dinero”, asegura.
Acosta recomienda además crear un sistema mixto donde haya cuentas de capitalización individual, para que se pueda ver el registro de lo que cada uno aporta, cuánto se ha acumulado y en qué se está invirtiendo el dinero. Y que haya un complemento de un subsidio solidario que dé el Gobierno para quienes tienen los ingresos más bajos.
Además, considera que se debe permitir la competencia con entidades privadas, para que el afiliado decida dónde poner su dinero. Así el IESS se preocupará por ser eficiente.
Wated aseguró que antes de tomar una decisión para dar sostenibilidad a la seguridad social, se debe poner la casa en orden. Cree que cerca de $70 millones al año se podrían optimizar en gastos, sin topar los temas de salud. Por ejemplo, comentó, en muchos hospitales su porcentaje de área administrativa en función de la nómina es de más del 40%, cuando debe ser del 20%.
Afiliados no están dispuestos a incrementar sus aportaciones
La Organización Internacional del Trabajo detectó en su estudio cuáles son los principales nudos críticos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y concluyó que a partir de que el IESS adoptó un rol activo como prestador de salud, sus servicios se desbordaron, pues su infraestructura se concentra en el segundo nivel de complejidad, lo que le llevó a contratar servicios a prestadores externos.
A lo anterior se adiciona la ampliación de cobertura de la prestación de servicios de salud para los hijos de entre 6 y 18 años de edad, sin una contribución adicional al fondo. Y los requerimientos financieros se exacerbaron ante un manejo ineficiente y poco transparente de los recursos.
Los afiliados, jubilados y empleadores encuestados por la OIT no están dispuestos a incrementar su contribución: más del 70% cree que los aportes que realizan son suficientes; 4 de cada 10 percibe que la calidad de los servicios no está acorde con el aporte y 7 de cada 10 cree que el IESS debe seguir financiando a los hijos menores de 18 años, pero más del 50% no está dispuesto a realizar una contribución adicional. (I)