Escama de pescado, materia prima de “joyas”
Senia Reyes, oriunda del cantón Puerto López, provincia de Manabí, pese a su avanzada edad y enfermedad aún trabaja y muestra sus habilidades. La ama de casa, que vive junto con su hijo que tiene una discapacidad, señala que mientras tenga fuerzas luchará por su bienestar.
“Estoy en una situación crítica, mi esposo abandonó el hogar y ahora me he quedado sola junto a mi hijo. A través de un programa del Gobierno me he dado cuenta de que poseo muchas habilidades con las cuales en el futuro puedo salir de esta situación”, dice.
Reyes desde hace seis meses forma parte del primer programa de microemprendimiento productivo denominado “Pescado, Cero Residuo”, que está dirigido a personas con discapacidad y consiste en elaborar bio-joyas artesanales con residuos de peces. “A través de este programa vamos a salir adelante, con habilidad transformamos los desechos del pescado en joyas con excelentes acabados. Nuestro producto es bueno, pero necesitamos más ayuda para mejorar nuestra productividad”, menciona Reyes.
Este programa es parte del plan de inclusión laboral para las personas con discapacidad que lleva adelante la Vicepresidencia de la República, junto con el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) y el Banco Nacional de Fomento (BNF).
El microemprendimiento productivo “Pescado, Cero Residuo” es el primero de 12 en áreas artesanales, turísticas, confección, calzado, alimentos y servicios que beneficiará a 2.000 personas. Reyes y seis comuneras, junto con sus hijos con discapacidad, fueron capacitadas por Esther Núñez, una brasileña experta en el uso de residuos de pescado para elaborar artesanías.
Mónica López, líder del grupo, indica que sus compañeras estaban por retirarse del programa y ella las motivó para que sigan mostrando sus habilidades. “Todas tenemos hijos con discapacidades y eso a veces hace que les dediquemos bastante tiempo y no tengamos el espacio necesario para trabajar fuera de casa. Ellos ahora están incorporados al programa, nos ayudan a curtir el pescado y darle valor agregado”, agrega.
López explica que elaborar las bio-joyas y otras artesanías con la piel del pargo, corvina, dorado y otros peces, requiere de mucho tiempo y sacrificio. “Primero se limpian los desechos y se hace un tratamiento con químicos para que no tengan mal olor, luego con anilina se le da color. Una vez terminado este proceso, el cuero del pescado queda como una tela y con ello se elaboran pulseras, collares, aretes, entre otros”, expresa López.
Los artesanos comercializan sus productos en las ferias organizadas por el Gobierno y también entregan pedidos al Municipio de Puerto López. “Queremos que nuestro arte lo conozca todo el país. A veces tenemos pedidos que no se pueden cumplir inmediatamente, porque elaborar una bio-joya demora hasta tres días, ya que nuestro trabajo es netamente artesanal”, dice Narcisa Parrales, quien se encarga de fabricar los aretes y las pulseras.
Según Parrales, necesitan más apoyo para desarrollar y elaborar las joyas con menos desgaste físico. “Nosotros no podemos endeudarnos en este momento con un crédito del Banco Nacional de Fomento (BNF), queremos que nos ayuden con un capital semilla no reembolsable para impulsar nuestra actividad. Necesitamos una máquina industrial para curtir el pescado”, subraya.
Inserción laboral
El vicepresidente de la República, Lenín Moreno, suscribió en noviembre del año pasado el respectivo convenio para su ejecución con la saliente ministra de Industrias, Verónica Sión, y la ex presidenta del BNF, Alexandra Granda.
Moreno en ese entonces dijo que los programas de emprendimiento están dirigidos a los sectores más alejados del país, que les permitirá generar ingresos y el desarrollo de capacidades y destrezas.
El Segundo Mandatario resalta el desarrollo artesanal con el aprovechamiento de los residuos de pescado para transformarlos en arte. Hizo un llamado a los emprendedores de Puerto López y del resto del país para que aprovechen la oportunidad que se les presenta para mejorar su situación de vida.