De lavanderas y amas de casa a microempresarias
¡Hagamos algo diferente, no podemos seguir teniendo esta vida. Podemos sacar adelante esta situación! Esas fueron las palabras que utilizó Nuria Medina para motivar a sus vecinas y hacer que ellas se decidan a instalar un taller de corte y confección de textiles en la lotización Colinas del Valle, ubicada en el cantón Durán, provincia del Guayas.
Las mujeres, la mayoría madres solteras y con más de 3 hijos que mantener, empezaron en un rústico taller, pero ahora con la obtención del crédito de desarrollo humano del Ministerio de Inclusión Económica y Social (Mies) ampliaron su negocio y cuentan con modernas máquinas.
Cinco de las doce emprendedoras participaron en las ferias inclusivas organizadas por el Ministerio de Educación y el Mies, donde luego de un proceso de selección les fueron adjudicados contratos para la confección de más de 1.949 uniformes, que serán entregados a niños de escuelas fiscales del régimen Costa. El contrato firmado por las artesanas fue por 43.600 dólares.
Los kits de uniformes escolares están compuestos por un pantalón o una falda de gabardina, un calentador, una camiseta de cuello redondo y una camiseta tipo polo.
Medina, líder de las microempresarias, las cuales aún no le ponen un nombre a su grupo, indicó que la mayoría de mujeres se dedicaba a labores domésticas y a lavar ropa ajena para poder sobrevivir.
Explicó que la situación de la mayoría de ellas era dramática al no tener en algunos casos ni para comprar un pan para sus hijos. “La vida nos había golpeado tanto que ya no teníamos fuerzas para levantarnos, estábamos perdiendo la fe. Un día reuní a mis vecinas y les dije que teníamos que hacer algo para salir de la pobreza, decidimos poner el taller y ahora no solo tenemos para el pan, sino para la leche, pescado y todo lo que necesitan nuestros hijos”, dijo.
De su parte Ángela Jiménez, madre soltera con seis hijos que mantener, enfatizó que la iniciativa gubernamental de darle la oportunidad a los artesanos de confeccionar uniformes para escuelas y también elaborar prendas para funcionarios de instituciones públicas ha sido magnífica.
“El programa Hilando el Desarrollo a los que estábamos caídos nos permitió levantarnos. Los créditos de desarrollo humano nos permitieron formar un completo taller de confección que no solo nos sirve para elaborar uniformes sino hacer trabajos a personas particulares que nos dejan buenos réditos”, manifestó emocionada Jiménez.
La microempresaria, como beneficiaria del Bono de Desarrollo Humano (BDH), accedió a un crédito de 800 dólares a dos años plazo, el cual le será descontado del rubro que recibe mensualmente de este subsidio estatal.
Desde el 2007 han sido entregados 110.000 créditos de desarrollo humano por un monto de 46 millones de dólares. Con el programa Hilando el Desarrollo, más de 5.000 artesanos fueron proveedores del Estado con contratos por más de 34 millones de dólares.
Wilmer Baque, técnico provincial del Mies, enfatizó que con capacitación y asesoramiento fortalecen los emprendimientos para que participen en el portal de compras públicas y sean proveedores de las diferentes instituciones del Estado.
Recalcó que por política del Gobierno en toda compra pública deben participar los actores u organizaciones de la economía popular y solidaria.