Sinchal se esfuerza por no perder su tradición milenaria
En la comuna Sinchal, provincia de Santa Elena, sus pobladores luchan para que la orfebrería no desaparezca, actividad que se realiza en el lugar desde hace siglos. Y es que este arte es la principal fuente de ingresos de la comuna, ubicada a 10 minutos de Valdivia, tierra de culturas milenarias.
La comunidad es sencilla y no llama mucho la atención de los turistas. La falta de obras es evidente en la zona. Nadie jamás pensaría que dentro de las humildes viviendas de Sinchal “todo lo que brilla es oro” y sus habitantes hacen maravillas con sus hábiles manos y dan forma a varias joyas que son exhibidas a los foráneos.
Con el transcurso de los años algunos comuneros han dejado de lado la orfebrería y se han dedicado a otras actividades, como la pesca y la agricultura. Así lo lamenta Oswaldo Pozo, vicepresidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos Arte y Oro, que agrupa a más de 15 artesanos de la comuna que luchan para que este quehacer ancestral no desaparezca.
La orfebrería se basa en dar un valor artístico a varios metales llamados “preciosos”, como la plata y el oro.
Pozo recuerda que esta actividad se la hacía de un modo rudimentario. Utilizaban soplete de boca para la fundición y, a punta de martillo y yunque, forjaban el oro y la plata para elaborar joyas.
Enfatiza que los artesanos, con el paso del tiempo, sintieron la necesidad de organizarse para mejorar su producción, por ese motivo constituyeron la asociación el 10 de agosto de 1991. “Estar agremiados nos permitió obtener algunos beneficios y logramos que la Embajada de Estados Unidos nos done 700.000 dólares para que podamos adquirir nuevas herramientas de trabajo”, cuenta Pozo.
La asociación ahora posee un soplete a gas y una máquina laminadora, que han facilitado la elaboración de las joyas. Los artesanos también utilizan spondylus, concha perla, tagua y los cuernos de las reses, como materia prima de las piezas. Estos productos los traen de Guayaquil, Machala o de la misma comuna.
Los diseños de las joyas dependen de las exigencias de los clientes o de la creatividad del artesano. Elaboran collares, aretes, cadenas, esclavas, pulseras y anillos de grado o matrimonio, entre otras artesanías. Los valores dependen de la dificultad del trabajo y del engranaje del artículo.
El artesano Víctor Borbor narra que desde su infancia se dedica a ttelaborar joyas y que esta actividad la aprendió de sus familiares que durante muchos años se dedicaron a la orfebrería. Asegura que los productos son, en su mayoría, comercilizados en el mercado local, aunque también se exporta a tres países.
Borbor recuerda que el negocio se puso difícil cuando el país se dolarizó, pues todos los metales encarecieron, especialmente el oro. Los artesanos tuvieron que acudir a la concha spondylus y a la perla para adornar las alhajas y artesanías.
Pese a las dificultades, destaca, encontraron apoyo en la Fundación Futuro Valdivia, la cual los ha ayudado a difundir su arte en Suiza y Alemania, países a los cuales, cada mes o en algunos casos cada dos, envían sus obras.
“No son muchas las ganancias que obtenemos, a lo mucho nos alcanza para sobrevivir y llevar el sustento a nuestros hogares.
Lo que más importa es mantener vivo el arte de Sinchal”, afirmó el artesano, quien más de 30 años elabora joyas en la comuna.
Los artesanos también recibieron ayuda de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), que les entregó herramientas para su trabajo, y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), les dio un préstamo no reembolsable.
Anabella Lainez, artesana, recalca que fue importante la ayuda de estos organismos y aspiran que el Gobierno, a través de sus programas de inclusión, los ayude a mejorar su producción y de esta forma aumentar sus recursos.
Lainez asegura que los miembros de la asociación cada día se innovan y se empeñan en sacar nuevos diseños para que no sean repetidos y su arte lo aprecien más.