Publicidad

Ecuador, 18 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La tarifa del servicio a domicilio del gas doméstico no está regulada

Los distribuidores cobran un valor que oscila entre $ 2,50 y  $ 3,50 la entrega, incluso la instalación del cilindro de gas, dependiendo de la ciudad.
Los distribuidores cobran un valor que oscila entre $ 2,50 y $ 3,50 la entrega, incluso la instalación del cilindro de gas, dependiendo de la ciudad.
03 de abril de 2019 - 00:00 - Redacción Economía

Cada dos meses, Diego Iza compra un cilindro de gas licuado de petróleo (GLP) de uso doméstico para ocuparlo en la cocina de su hogar. Adquiere el producto  a $ 3,50 a un camión que circula por su barrio, en el sur de Quito.

En una ocasión, Diego preguntó al vendedor por qué razón ese cilindro es más caro que en los depósitos, donde se comercializa a $ 1,60, precio fijo establecido oficialmente (con subsidio estatal). El distribuidor le explicó que su tarifa abarca el transporte hacia los domicilios e incluso la instalación.

Mayra Mejía, vecina de Diego, comprende que los distribuidores eleven el precio debido al servicio puerta a puerta; sin embargo, cuestiona que la diferencia con el valor oficial sea de casi $ 2.

No existe en el país un precio fijo por el GLP doméstico que se vende a domicilio, pues no está reglamentado, como sí ocurre con el cilindro que se adquiere en los depósitos de distribución.

La Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero (ARCH) explicó a EL TELÉGRAFO que la tarifa de entrega a domicilio es fijada “de mutuo acuerdo entre el consumidor y el distribuidor, con la consideración, de parte del usuario, de que este precio no constituya un abuso por parte del distribuidor”.

Diego y Mayra aseguran que nunca han sido consultados por los distribuidores para acordar un valor conveniente para ambas partes.

Los valores varían en cada localidad. En el extremo sur de Quito, por ejemplo, el cilindro se entrega a domicilio a $ 3,25, mientras que en barrios del centro y norte cuesta $ 3,50.

En Guayaquil los precios oscilan entre $ 2,50 y $ 3,00; en Cuenca y Santo Domingo cuesta $ 2,50. En ambos cantones actualmente existe un debate interno promovido por los distribuidores para elevar el precio a $ 3,00.

La ARCH anota que la venta de GLP de uso doméstico directamente a los hogares incluye el transporte y estibado del cilindro (entrega en camionetas, ingreso al domicilio, independientemente del número de pisos que se tenga que subir, y la ubicación del cilindro en la vivienda).

En ciertos sitios del país, principalmente en las zonas rurales, el precio del GLP a domicilio es fijado mediante acuerdos entre las autoridades locales, distribuidores y representantes de los barrios o comunidades.

Allí toman en cuenta las distancias existentes entre las plantas de envasado y las poblaciones, y a los medios de transporte adicionales que se utilizan para trasladar el producto que pueden ser lanchas o gabarras.

Gustavo Moncayo, presidente de la Asociación de Distribuidores de Quito, defiende las tarifas, pues abarcan el costo de adquisición de los camiones (que llegan a costar hasta $ 30.000) y los gastos de mantenimiento.

Dependiendo del caso, la tarifa incluye el pago de sueldo básico ($ 394) o estipendio diario para el conductor del camión y su ayudante que carga e instala los cilindros de 15 kilogramos en cada hogar. A eso se suma el costo de arriendo del depósito donde almacenan los tanques y los servicios básicos.

Para obtener ganancias significativas, los distribuidores deben vender al menos 60 cilindros al día, agrega Alfonso Guanotuña, quien lleva más de 20 años comercializando GLP y hace cinco también lo hace a domicilio.

En Guayas la situación es similar y está determinada por la facilidad o dificultad de acceso a los barrios.

El dirigente local, Stalin Poveda, explica que, además de colocar el producto, también asesoran a los usuarios cuando notan desperfectos en las instalaciones de conexión al gas y los corrigen.

Al no existir norma que regule el cálculo del precio a domicilio, los distribuidores pueden poner la tarifa que deseen. La ARCH únicamente controla que en los depósitos se comercialice en $ 1,60.

Se trata de libre mercado, aclara Laura Acuña de Nájera, representante legal de la Asociación Ecuatoriana de Comercializadoras de Gas Licuado de Petróleo (Asogas).

Agrega que es necesario trabajar en campañas de información para que los usuarios sean conscientes de todos los costos adicionales que pagan los distribuidores para determinar el valor de sus servicios.

A nivel nacional existen 12 comercializadoras (que adquieren el producto a Petroecuador y lo venden a los distribuidores) y 2.516 depósitos de distribución de GLP en cilindros.

La Asogas estima que alrededor de 10.000 personas trabajan de forma directa e indirecta en el servicio a domicilio del gas.

¿Problemas de escasez?
El GLP que se consume en el país está a cargo de Petroecuador, a través de la importación y elaboración propia del producto.

El año pasado se despacharon 1.038 millones de kilogramos para la comercialización de gas doméstico, mientras que en 2017 fueron 997 millones de kilogramos; es decir que en 2018 hubo un incremento del 4,12%.

Los distribuidores aseguran que desde diciembre existen problemas de escasez del producto, por lo que demoran en abastecerse y repartir. Normalmente cargaban a diario, pero ahora aseguran que lo hacen pasando un día y en menor cantidad.

Gustavo Moncayo reconoce que los usuarios no notan la falta del producto y no se explica el porqué de eso.

Petroecuador niega estas acusaciones. Ricardo Merino, gerente de Comercialización Interna, afirma que el despacho no ha tenido inconvenientes y se desarrolla de acuerdo a la programación anual, la cual se basa en los niveles de demanda.

Los ciudadanos pueden denunciar cualquier tipo de irregularidades a nivel nacional comunicándose al teléfono 1800 LOJUSTO (5658786). (I)  

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Los precios de las propiedades en algunos sectores de la capital han subido; otros han bajado durante la pandemia. Las constructoras e inmobiliarias se volcaron al mundo digital, mientras los trabajadores de sector se adaptaron a la nueva realidad.

Social media