Para algunas personas puede resultar difícil entender cómo funciona el pago de impuestos, pese a ser una obligación ciudadana propia de los Estados, según el Servicio de Rentas Internas (SRI).

Datos del SRI estiman que gran parte de la gente acepta los impuestos sin cuestionar, e incluso sin conocer cuál será su destino. Muchos no lo asumen como una responsabilidad. Actualmente los impuestos están basados en la capacidad de pago del contribuyente, por eso pueden ser aplicados de manera directa, como aquellos que se gravan a la riqueza de las personas; o indirectos, que se trasladan al consumo de determinados bienes.

Según expertos en temas tributarios, los primeros son los más conocidos por la ciudadanía, de ahí que sea importante lograr que la diferencia entre ambos sea clara.

El pago de tributos directos está íntimamente relacionado con la capacidad económica del ciudadano. Por ejemplo, cuando una persona paga el Impuesto a la Renta (IR), anualmente está cumpliendo con un impuesto directo y progresivo, lo que significa que el monto será mayor conforme sean mayores sus ingresos. En este caso no  todos pagan el mismo porcentaje.

Por el contrario, los tributos indirectos se recaudan por la transferencia de bienes o servicios, es decir, la contribución se efectúa obligatoriamente cuando la persona consume, utilice o compre determinado producto.  El ejemplo más claro es el del Impuesto al Valor Agregado (IVA), el cual grava una operación entre una empresa y su cliente con el 12%, y se justifica en el valor que los productos adquieren por su fabricación o distribución.

Las encargadas de recolectar el IVA son las empresas, pero es el cliente quien paga siempre el mismo porcentaje -a diferencia del IR-, independientemente de sus ingresos.  

Claro, hay productos exentos de IVA, como los alimentos. El 90% de la canasta básica no está gravado con el impuesto.  

Los mencionados anteriormente son los más conocidos, pero existe una multitud de impuestos indirectos, uno de ellos es el ICE (Impuesto al Consumo Especial), que pesa sobre el tabaco, los licores y los carburantes. Este no tiene como objetivo recaudar fondos, sino transformar hábitos en beneficio de la salud y el medio ambiente.

“El impacto en la vida diaria de ambos tipos de impuestos es lo que hace importante reconocer su diferencia, sin embargo se considera que, para lograr mayor equidad en un país, deberían existir más impuestos directos, ya que se pagan en proporción a los ingresos. En el caso de los indirectos, el hecho de que la tarifa sea igual para todos hace que pague una menor proporción quien más tiene”, menciona la entidad tributaria.

Esto no supone necesariamente que una sociedad sea más o menos justa, pues hay otros factores que también interfieren en esta valoración, como por ejemplo, las políticas de redistribución de la riqueza.

La Cepal declaró que Ecuador es uno de los 3 países más equitativos de América Latina, junto a Uruguay y Venezuela. “Aunque ha sido una tarea ardua y de años, Ecuador se vislumbra como un país que ha logrado cambiar el panorama, no solo para esta generación sino también para las venideras”.