Wawrinka remonta a Federer y gana Montecarlo, su primer Masters 1.000
El suizo Stanislas Wawrinka logró en Montecarlo su primer Masters 1.000 al vencer, por segunda vez en su carrera, a su compatriota Roger Federer, por 4-6, 7-6 (5) y 6-2, al que se le resiste el éxito en el Principado a pesar de haber estado al borde del triunfo en cuatro ocasiones.
Wawrinka remontó y frustró las expectativas del otrora dominador del circuito, que decayó en cuanto el campeón ganó la segunda manga y llevó el desenlace al tercero.
Stanislas Wawrinka, que cerró el triunfo en dos horas y 13 minutos, vive una temporada de ensueño. Ya no es sólo el tenista talentoso y prometedor desplazado de los focos por la magnitud de Federer.
El jugador de Lausana, de 29 años, sumó en Montecarlo el séptimo título de su carrera, que añade a los logrados este curso en Madrás y, sobre todo, al Abierto de Australia, el único Grand Slam que presenta su palmarés y su mayor éxito.
Además, presume del triunfo en Estoril, el pasado año, Madrás otra vez en 2011, Casablanca (2010) y Umag (2006).
Novak Djokovic, en Roma en 2008, y Rafael Nadal, en Madrid el ejercicio anterior, privaron a Wawrinka de la conquista de un Masters 1.000.
La figura de Wawrinka, que no ganaba a Federer desde que en 2009 se impuso en este mismo escenario, el único donde le ha ganado, se ha disparado definitivamente en 2014.
Subrayó esta situación en la final de Montecarlo, una competición maldita para su amigo y compañero de equipo de Copa Davis, que amplió su leyenda negra en este torneo en la presente edición.
El tenista de Basilea, de 32 años, volvió a quedarse a orillas del triunfo igual que en las ediciones de 2006, 2007 y 2008, ensombrecido entonces por el dominio sobre tierra del español Rafael Nadal.
Ahora, resignado a un plano menor por el poder de Nadal, Novak Djokovic e, incluso, Andy Murray, Federer dispuso de una ocasión que parecía propicia. Ante sí, su primer título en Montecarlo, el trofeo número 79 de su carrera y el vigésimo segundo Masters 1.000.
Enfrente, un rival al que le tenía tomada la medida y al que había vencido en trece de las catorce ocasiones en las que se habían enfrentado.
Nada fue como pensó Federer, que empezó el partido con autoridad. Crecido tras eliminar a Djokovic en semifinales, aprovechó el quinto juego de partido para romper el saque de Wawrinka y encarrilar la manga con solvencia.
Wawrinka no decayó. Reaccionó y se situó con 2-0 en el segundo set, aunque Federer igualó con otra rotura. El parcial se resolvió en el desempate, en el que el jugador de Lausana fue mejor.
Federer acusó el golpe. Sintió que la ocasión se escapaba otra vez mientras su paisano creció. Se colocó con 4-0 en el tercer set mientras Federer daba síntomas de resignación. Wawrinka cerró el triunfo para ampliar su palmarés y su leyenda.