Este deporte no olímpico atrae a los amantes de las acrobacias
La práctica del dirt jump se paga con pico y pala (VIDEO)
Huele a tierra. Las palas, los picos, los rastrillos, las escobas y la manguera están a disposición. Toda persona que llega, antes de subirse a la rampa o a los montículos debe trabajar. Mantener la pista ‘20&26’ de dirt jump es una minga permanente. El uso de sus obstáculos se paga con mano de obra.
Juan Alfonso Reece, más conocido como ‘Popín’, ha dedicado 16 de sus 30 años al diseño, remodelación y cuidado del escenario. Fue en 1997 cuando elaboró el primer montículo. “Luego fueron 2, 3, 4... hasta llegar a los 54 que hay ahora”, cuenta.
El lugar está ubicado 35 minutos al nororiente de Quito, dentro de La Morita (Tumbaco), una hacienda que pertenece a la familia Reece y en la que Juan ha desarrollado su pasión por el dirt jump, modalidad ciclística que consiste en saltar muros de tierra.
“En el dirt jump no se pedalea, se bombea”, detalla Juan, mientras con pico en mano raspa uno de los montículos. Bombear es balancear el cuerpo para impulsar o frenar las bicicletas. La cercanía de los obstáculos hace innecesario pedalear. Los exponentes, por lo general, van de pie sobre los pedales. Bajan o suben el cuerpo de acuerdo a lo que deseen hacer.
‘Popín’ diseña, construye y arregla el circuito. En 16 años lo ha modificado más de 20 veces.“Cuando subes el cuerpo pones menos peso para evitar la resistencia de la bicicleta. Cuando lo bajas se presiona para agarrar más velocidad. Es la misma técnica que se usa en los columpios para coger vuelo”, dice.
Las ‘bicis’ adecuadas para esta variante son las montañeras adaptadas para saltos y las de bicicross, que también se usan en el BMX urbano (pistas de cemento). Precisamente, el nombre de la pista (20&26) se deriva del tipo de implemento utilizado. Los aros de las llantas de las bicicletas de bicicross son de rin 20. Mientras los aros de las montañeras son de rin 26.
‘Popín’ cree que gracias a su pista el dirt jump ha ganado adeptos, pues este circuito y el de Fundeporte, en Chillogallo, son los únicos de Pichincha y están entre los pocos del país. “Puedo decir que este es el escenario más grande del país para este tipo de saltos. De lo que sé no hay otro así en Ecuador”.
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Variedad
A Juan no le hace falta poner una alarma para saber que alguien entra a su propiedad. Tango, Nemo y Pala, tres enormes perros labradores le sirven de ‘campana’. Ladran apenas llega un visitante. Los canes son inofensivos, ya están familiarizados con el arribo de decenas de deportistas, solo ‘avisan’ a su amo.
En esta ocasión, quienes acaban de trasponer la puerta son el ciclista Zaithiel Soekandar y su entrenador Pedro Estaba, quienes participarán en los Juegos Suramericanos de Santiago de Chile a cumplirse del 7 al 18 de marzo. Soekandar (16 años) representará a Aruba en bicicross. Viajó a Quito con el afán de entrenar en la altura. Quedó impresionado con la calidad de la pista de supercross de la Universidad Internacional, ahora quiere probar la de dirt jump.
Tras realizar el respectivo calentamiento toma la bicicleta y se lanza por los montículos pequeños, los adecuados para desarrollar mejor el equilibrio. Parece niño con juguete nuevo, una y otra vez supera el recorrido. “¡Qué buena pista! En Aruba los saltos son muy chicos, fáciles de realizar. Aquí vuelo”, comenta en medio de la fatiga.
Al escenario, de 50 metros de longitud acuden ciclistas de todo tipo: bicicrosistas, supercrosistas y montañeros. El trazado les sirve para depurar las técnicas. Hay montículos separados y pequeños, pequeños y unidos, curvas con peraltes, curvas sin peraltes y muros altos y separados. Todo depende del nivel del deportista.
Javier Noriega (23 años) es un asiduo ocupante. Desde hace 9 años se dedica al dirt jump. Ayudar a conservar la pista con el azadón, la pala o el rastrillo le sirve de calentamiento. Asegura que esa es la mejor parte de esta disciplina: ejercitarse antes de subir a la ‘bici’ y ganarse el derecho a usar la pista.
Añade que es igual en todo lugar donde hay circuitos para esta modalidad. Son los exponentes quienes efectúan el mantenimiento. “Acá el que no palea no monta”, sentencia.
El circuito tiene obstáculos para principiantes, intermedios y avanzados. Lo primero es aprender a saltar, luego saltar los muros altos y después practicar trucos. Los altillos pequeños son de 50 centímetros.
El reto más complicado es bajar por una rampa de 8 metros de alto, casi vertical, y a través de muros de 5 metros, alcanzar saltos de 8 a 9 metros. En este sector del trazado se aprenden o se hacen los trucos, por eso, a un lado de las paredes de tierra, existe una piscina de esponjas.
De uno en uno, Francisco Calle (26 años), Esteban Gomezjurado (26 años) y Jorge Benítez (27 años) se lanzan por los aires, pasan de una pared a otra y descienden con la precisión que otorga la experiencia.
Desde niños aprendieron a lidiar con los riesgos del ciclismo extremo. “Saltar los muros es una cuestión de prueba y error. Levantas un muro, los pruebas y haces las modificaciones que te ayudarán a optimizar los saltos”, afirma Calle.
Gomezjurado, en tanto, encontró en el dirt jump un ‘consuelo’ a su obligado retiro del down hill, el estilo que lo apasiona. Hace 3 años, tras fisurarse una vértebra de la espalda, los médicos le aconsejaron retirarse. Pese a ser un deporte extremo, el dirt jump es de menor impacto.
Los más avezados son ‘Popín’ y Javier Noriega, además de saltar con envidiable habilidad, ponen en práctica algunas acrobacias. El ‘supermán’, el ‘backflip’ o el ‘flip frontal’ son parte del repertorio. El ‘supermán’ consiste en tomarse del volante y ‘volar’ con los pies fuera de los pedales. El ‘backflip’ es dar un giro de 360 grados en el aire. Para el ‘flip frontal’ el piloto debe dar una vuelta hacia atrás mientras está suspendido en el aire.
Pero las emociones fuertes no están reservadas únicamente para hombres. Susana Garcés (27 años), ‘La Su-K’, salta varias veces por los muros más altos. Tres días a la semana realiza estos ejercicios. “No puedo estar tranquila sin mi dosis de adrenalina”, asevera.
DATOS
El dirt jump se deriva del BMX (bicicross), que apareció en 1969 en Estados Unidos. Para la década del 80 el bicicross y el free style (estilo libre) eran 2 modalidades separadas y distintas.
El estilo libre se divide en 3 variantes: Parque, que se desarrolla en pistas de cemento o madera. Dirt jump, en muros de tierra. Y Calle, que se efectúa en obstáculos como gradas, veredas muros de cemento y otros ‘obstáculos’ urbanos.
Juan Alfonso Reece, ‘Popín’, hizo de su pasión por el dirt jump su estilo de vida. Esta actividad lo llevó a convertirse en productor de videos de deportes extremos.