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El Telégrafo
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Franklin Salas, un “mago” sin escenario

Franklin Salas, un “mago” sin escenario
12 de enero de 2013 - 00:00

Dejar  el fútbol no es tan fácil para Franklin Salas. La inquietud sobre incorporarse a un club reaparece cada vez que Jhosua, su hijo de 11 años, o su esposa Verónica, le preguntan si ya firmó contrato con un equipo.

Lo mismo ocurre cuando su hija Keisha toma la pelota que se “pasea”, a menudo, por la sala de la casa, ubicada en el barrio Monteserrín (norte de Quito).

Franklin no puede ocultarlo, ama el fútbol. Cree que 31 años no es la edad para retirarse. Mira su teléfono celular... Espera la llamada de algún dirigente.   

Por ahora su rutina ha cambiado. Todos los días sale a trotar o ejercitarse en un gimnasio del sector donde vive. Lo hace para no perder musculatura. Estar sin equipo significa estar sin trabajo y con ello de las preocupaciones habituales que esto implica.  

Mantiene su habilidad para las gambetas, esas que en el 2003 lo convirtieron en el mejor jugador de la temporada. Santiago Jácome, ex defensa y gerente de Liga de Quito, ve en Salas al jugador que atraía gente al estadio.

Santiago fue compañero de Franklin durante siete años. Lo vio crecer. Aún recuerda cuando en 1998 el adolescente Salas estaba en las divisiones formativas de Liga, pero además era pasabolas en el  estadio Casa Blanca.

En el 2000 el director técnico chileno Manuel Pellegrini lo hizo debutar en primera categoría A. Fue en un encuentro contra El Nacional en el que Liga de Quito se impuso 4-2. En ese partido Salas mostró su “genialidad” y su “magia”. Anotó dos goles... con tan solo 18 años.

Con el pasar de los partidos la hinchada empezó a llamarlo “El Mago”. Jácome no olvida el debut de su amigo, sobre todo por el detalle del volante colombiano Alex Escobar, quien le regaló un par de zapatos de fútbol. El obsequio motivó a Franklin. Siempre había admirado a Escobar. Jugar con él era un sueño hecho realidad.

Dentro o fuera de la cancha el volante creativo daba de qué hablar. Su gusto por los autos, su forma de vestir y la manera de expresarse lo convertían en una persona fuera de lo común.

Los aficionados siempre esperaban de Salas jugadas extraordinarias. Muchas veces una individualidad suya cambiaba la historia de los partidos y le daba la victoria a Liga.

Luis Miguel Baldeón, analista deportivo del programa radial “Sobre la pelota”, de Mach Deportes, cree que la palabra “fantástico” describe a la perfección a Franklin  Salas. Lo añora en la oncena de Pellegrini, con los también debutantes Paúl Ambrosi, Líder Mejía y Gustavo Figueroa.

Hábil, rápido e inteligente “El Mago” es, sin dudas, uno de los elementos nacionales más técnicos de los últimos tiempos. Su época de máximo esplendor fue en el 2003, cuando quedó campeón con la Liga que dirigía Jorge Fossati, y en 2004, cuando llegó a la Selección Ecuatoriana y marcó un gol en la victoria 2-1 frente a Colombia, duelo válido por eliminatorias mundialistas.  

Pero el 2004 se constituyó a la vez en uno de los peores de su carrera. Hizo noticia por un supuesto intento de violación y algunos actos de indisciplina. Pero ese escándalo no pesó tanto como las lesiones.

Una rotura en el ligamento posterior de la rodilla izquierda le impidió participar en el Mundial Alemania 2006 y una fractura en el pie derecho lo dejó fuera del Mundial de Clubes del  2008, en Japón.

Baldeón cree que las lesiones incidieron nefastamente en un crack de características únicas y le privaron de llegar al alto nivel al que estaba destinado, quien sabe en algún gran equipo del exterior. Prueba de ello es que en su  trayectoria constan temporadas en el Estrella Roja de Belgrado (2007) y en Godoy Cruz (2011). En el 2006 estuvo a prueba en el PSV de Holanda.   

A decir de Jaime Villavicencio, presidente de Liga de Loja, Salas es un buen ser humano, alguien fácil de apreciar. Si bien la relación contractual del centrocampista y el club terminó en diciembre de 2012, el dirigente no olvida las virtudes de “El Mago”.

Si del directivo dependiera, Salas seguiría en el equipo. No haberlo ratificado en el equipo obedece a la forma de juego del estratega Paúl Vélez, quien prefiere los volantes con salida y con marca, estilo contrario al de Salas, un excelente volante de creación, pero con poco aporte en la contención.

Sin embargo, pese a no tener una propuesta oficial y convincente, Salas aguarda la oportunidad de continuar su carrera. No tiene un representante oficial, es dueño de sus derechos deportivos y se encarga directamente de las negociaciones. Hace cuatro días un empresario paraguayo le ofreció buscarle alguna opción en ese país. Mantiene esa propuesta como alternativa.   

En medio de esa incertidumbre, este año espera retomar sus estudios en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), donde aprobó el séptimo semestre en Relaciones Públicas. También prevé, junto a su esposa, instalar un almacén dedicado a la venta de aluminio y vidrio.

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