Yomaira y Verónica son esposas y enfermeras al mismo tiempo
Cerca de 100 pares de zapatos de distintos colores reciben a quienes llegan a visitar a Franklin el “Mago” Salas en su habitación. Su “magia” reposa en una confortante y amplia cama de tres plazas. Junto a ella, sobre unos aparadores de madera, se puede observar un sinnúmero de videos musicales y todo tipo de películas.
Largas jornadas de reposo absoluto reemplazan las habituales concentraciones y el trabajo en la cancha al que estaba acostumbrado Salas, quien este año se vinculó con el Olmedo de Riobamba, en la serie “B”, pero que no pudo debutar debido a una lesión de meniscos y ligamentos que lo obligó a operarse.
Una situación similar vive Álex Bolaños, quien prefiere acomodarse en la amplia sala de su casa, decorada con matices crema y chocolate, para contar su experiencia tras la intervención quirúrgica a la que se sometió por una múltiple fractura en su tobillo izquierdo.
Ambos al momento viven un receso en su carrera deportiva que les representará -al menos- medio año sin poder entrenarse y jugar. En ese lapso el césped de los estadios no será el escenario para poner a prueba sus habilidades. Tampoco los gritos de la afición los acompañarán. Solo las tiernas expresiones de sus hijos y de sus esposas estarán presentes.
Por las intervenciones quirúrgicas a las que fueron sometidos, ahora la tranquilidad de sus dormitorios y la compañía de la televisión son su hábitat. Y a diferencia de lo que ocurre en el gramado, en casa no pueden lucirse y tampoco exhibir sus destrezas... Mucho menos ser artífices de una anotación.
En sus domicilios, ubicados en el norte de Quito, reciben a diario la asistencia de sus esposas para movilizarse con mayor facilidad.
Ellas están pendientes de las horas en las que deben tomar las medicinas y también vigilan que la comida sea la adecuada. Nada de grasas fue la recomendación de los doctores que los atendieron.
Yomaira Benítez, esposa de Álex, atraviesa por primera vez esta situación. Estuvo en el palco del estadio Atahualpa, el pasado 15 de febrero, cuando se produjo la múltiple fractura del tobillo izquierdo del mediocampista esmeraldeño. “Pensé que no era nada grave, pero luego me inquieté y me puse muy nerviosa cuando Álex no me contestaba el celular. No sabía qué ocurría exactamente”, recordó la guayaquileña de 24 años.
Tras la primera evaluación, ya en casa, juntos observaron el video en el que se registra el suceso.“Supe desde el primer momento que la lesión era grave porque el dolor fue intenso”, dijo el jugador.
Eso inquietó aún más a su esposa, la más nerviosa, desde luego, antes de la operación. Era la primera vez que Álex, de 28 años, ingresaba a un quirófano. La angustia era evidente en su rostro y eso solo cambió cuando el doctor Pablo Cisneros le afirmó: “Tranquila, todo salió bien”.
En los siete días que lleva de reposo en su residencia ubicada en Carcelén, todas las vivencias son nuevas para el futbolista de los registros del Deportivo Quito. Tiene una bota walker con ajustes graduales que mantienen cómoda su pierna, pero no puede aflojar y ajustar esos seguros por sí solo.
Pero lo más complicado para el jugador, oriundo de San Lorenzo, es el manejo de las muletas. No logra acomodarse con precisión para caminar. Es su esposa la que en todo momento debe ayudarlo.
Yomaira hace todo con dedicación y paciencia. Sabe que de ella depende, en gran medida, la recuperación de su compañero. Es ella quien lo lleva a las sesiones de rehabilitación y terapias. “Debo servirle hasta de chofer, pero eso es lo de menos. Lo importante será que todo salga bien y pronto vuelva a las canchas”.
Según el dictamen médico, el jugador, que se inició profesionalmente en el Caribe Juniors de Sucumbíos, deberá estar apartado de las canchas no menos de cinco meses. “Creo que las ganas que ponga serán importantes para que el tiempo sea más corto y pronto vuelva a la actividad competitiva”.
Esta semana se someterá a sesiones de ultrasonido y láser, aunque no sabe a qué profesional encargará el proceso de fisioterapia. Lo que sí está definido es que mientras esté en casa verá la mayor cantidad de partidos de fútbol internacional.
Sin embargo, su meta fundamental será ayudar a su esposa a perfeccionar sus habilidades culinarias. Aspira a que su plato favorito, el “tapao” de pescado o camarón, le quede a ella tan sabroso como el que prepara él.
“Una experiencia más”
Para Franklin Salas la cirugía del ligamento cruzado anterior de su pierna derecha es una experiencia más en su larga lista a de ingresos al quirófano. Sin embargo admitió que volvió a sentir temor. “Aunque ya he pasado por esto, siempre hay un leve riesgo en la operación. Gracias a Dios todo salió muy bien. Ahora a esperar”.
A lo largo de su carrera, El “Mago”, de 31 años, se ha sometido a siete cirugías en sus extremidades inferiores, pero ninguna la vivió como la del miércoles pasado.
A través de una pantalla, durante 120 minutos, observó en detalle la operación mientras el médico le indicaba el procedimiento que estaba utilizando. “Tuvieron que cortar parte del ligamento del músculo y luego unirlo. Fue laparascópica y por eso tengo leves señales”.
Precisamente esa larga lista de intervenciones también hizo de su esposa, Verónica Cando, una estupenda enfermera. Ella sabe todo lo que puede ingerir, los alimentos que tiene prohibidos y los movimientos que debe realizar. Aunque de momento lo único que le ha recomendado el doctor es el reposo total.
Franklin obedece al pie de la letra las recomendaciones de sus médicos. Entiende que parte de una correcta rehabilitación es el cumplimiento preciso de las indicaciones que le dan los galenos. En la cama se acomoda con cojines para observar documentales, su pasatiempo preferido.
Este tiempo en casa servirá para estar más cerca de sus pequeños: Joshua (11 años) y Keysha (3). Ellos y su esposa son los sustentos anímicos que requiere para superar este nuevo inconveniente.
Evita al máximo los desplazamientos largos y que impliquen un excesivo esfuerzo físico. De la rehabilitación final dependerá su continuidad en el balompié nacional, en el que acumula 13 temporadas. “Si veo que mis piernas pueden desplazarse con la misma habilidad de antes y sin ningún tipo de inconveniente, seguiré; de lo contrario me despediré muy agradecido”.
Dentro de 15 días tendrá su primera jornada de rehabilitación. Trabajará con los fisioterapistas Édison Logroño y Fernando Iza.