El toque femenino en el karting
El ruido de los motores, el olor a aceite quemado y la velocidad -con una gran dosis de adrenalina- irrumpieron ayer en el kartódromo Dos Hemisferios, ubicado en la Mitad del Mundo, en el norte de Quito. Ese fue el matiz durante el inicio de la nueva temporada del Campeonato Nacional de Karting que tuvo su primera prueba del año.
Destacadas figuras y nuevos valores del karting ecuatoriano aceleraron sus máquinas. Una de ellas fue Francesca Cozzaglio, la única mujer que competirá en el circuito nacional este año.
Una semana antes del inicio de las pruebas, la deportista recibió a El Telégrafo en su casa, ubicada en la Urbanización El Condado, en el norte de la Capital.
Francesca no deja de mimar y acariciar a su mascota “Lola”, una perra de raza golden que se inquieta y ladra cuando “extraños” invaden su espacio y el de su dueña.
Para calmarla es necesario un premio. Francesca le ofrece una galleta para tranquilizarla. De pronto el ambiente se vuelve ameno y cordial en la acogedora sala del domicilio, adornado con retratos familiares.
La introducción al diálogo fue muy oportuna. Lleva casi cuatro meses de inactividad, por lo que resulta una curiosidad natural conocer en qué condiciones técnicas se encuentra para empezar una larga temporada. La pregunta la conduce a una reflexión y a un examen rápido que arroja resultados inmediatos. “Siento que he perdido adrenalina y velocidad. Tampoco puedo identificar con certeza los puntos de referencia para frenar”, reconoce sin titubear.
La respuesta realmente no sorprende. Es lógica, para ser más exactos. Dejo de entrenarse en noviembre pasado y durante su participación en el Campeonato Nacional, en la categoría senior, no logró completar todas las carreras que contempla el circuito.
Pese a eso, está de vuelta a los entrenamientos. Asegura que no ha perdido el rigor y al menos dos veces por semana conduce su máquina en el kartódromo hemisférico, con el propósito de mantener el ritmo de competencia a la par de afinar el auto y ponerlo a punto. Este año competirá en una nueva máquina. Se trata de un Kami´s Car de 125 centímetros cúbicos. Cuenta con un chasis grande y seis velocidades, similar a los que tienen los prototipos que compiten en la categoría Shipter.
Francesca está dedicada seis años a este deporte. Practicar una disciplina como el karting requiere de mucho compromiso interior y eso lo ha puesto de manifiesto durante su corta trayectoria. “No sé si me siento especial por ser mujer, pero si es algo motivante poder demostrar, en esta sociedad tan machista, que puedo competir y tener el mismo nivel y las mismas oportunidades que un hombre”, reflexiona.
El auspicio de la empresa Totto terminó el año anterior y ahora se encuentra buscando nuevos patrocinadores. Para ello cuenta con la orientación de Jorge Cuesta, su entrenador.
Los estudios también ocupan parte de su tiempo. En los próximos meses espera graduarse como bachiller internacional, título que abarca varias especialidades, pero ella prefiere la física y las matemáticas. Su afán es ser ingeniera. Lo decidió después de relacionar y utilizar, en el colegio, fórmulas físicas aplicadas al karting.
Pero su gran sueño es incursionar en competencias argentinas. Hace un año corrió en un certamen venezolano, donde logró clasificarse al mundial de Abu Dabhi, prueba que le dejó satisfecha luego de ubicarse entre los 20 primeros lugares y convertirse en la mejor piloto de América. En la final, que constaba de 18 vueltas, Francesca partió de la posición 28, pero escaló varios puestos, demostrando sus habilidades hasta arribar a la meta.
Pero esa experiencia ya es parte de su pasado. Ahora sueña con el campeonato nacional. Si lo logra, sería otra hazaña en su corta carrera deportiva.