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El espíritu de Felipe Cubillos estuvo a bordo del Trafalgar

El espíritu de Felipe Cubillos estuvo a bordo del    Trafalgar
11 de octubre de 2011 - 00:00

El bote chileno Trafalgar, que representa a la Escuela Naval Arturo Prat, conquistó el título tanto en la categoría  500 ORC como la general y se quedó con el máximo trofeo de la IX edición de la Copa Galápagos, que contó con la presencia de 34 veleros.

El bote modelo Soto, capitaneado por Homero Novoa y timoneado por Manuel González, realizó una campaña casi perfecta durante las cuatro  regatas que comprendía el certamen ecuatoriano.

Trafalgar, actual campeón de la Regata  Chiloé, finalmente sumó 23,5 puntos (parciales 1-7-2-2, con factores de 1-2,5-1,25-1,25 para cada prueba, sin descarte), aventajando al yate Tivoli, de propiedad de Juan Santos, con 29,5; y al peruano Hawk, de Javier Arribas, con 40,5.

“Sabíamos que esta prueba iba a ser muy exigente, por eso ideamos  un plan estratégico para sacar ventaja a las otras embarcaciones”, comentó el armador del bote “araucano” Nicolás Ibáñez, durante su estadía en la isla Santa Cruz, antes del arranque de la tercera regata que iniciaba en Puerto Ayora y finalizaba en Pto. Villamil.

La nave chilena se impuso en la primera regata Barlovento-Sotavento de 12 millas náuticas en Salinas, que dio comienzo a la  prueba. Y lo hizo con 2 minutos y 57 segundos (tiempo corregido) de ventaja sobre el Tivoli, de Juan Santos; y por 03’1’’ a otro ecuatoriano, el Pisco Sour.

“Empezamos bien y con esa mentalidad continuamos; pudimos darnos cuenta de nuestro potencial”, dijo Ibáñez, quien también fue artífice del título en la Regata  Chiloé.

Ese primer logro, además de gratificante para el Trafalgar, fue emotivo, debido a la sentida ausencia del  velerista chileno Felipe Cubillos, quien perdió la vida en un accidente aéreo.  Él era habitual tripulante del equipo y se desempeñaba como segundo táctico. Sin embargo, dos de sus hijos, Amalia y Felipe Jr., estuvieron presentes en su lugar, pero en la nave  Cocoy.

Además, durante la ceremonia de inauguración, en la Escuela Naval de Ecuador, recibieron en nombre de su padre el premio Espíritu Deportivo, así como el  homenaje del velerismo latinoamericano.

La primera competencia contempló una regata  de 12 millas náuticas, luego una extenuante travesía oceánica de 570 y dos circuitos costeros, de 47 y 84 respectivamente, completando un total de 713, que equivalen a 1.320 kilómetros.

“A pesar de haber llegado como representantes de la Armada chilena, nunca fuimos favoritos; eso es lo bueno de esto. No se sabe quién va a ganar hasta recorrer la última regata”, confesó José Muñoz, integrante de Trafalgar, que dio la vuelta al mundo junto con Cubillos.

El Tivoli, por su parte, se quedó con el segundo lugar de la  general, por haber sido uno de los más rápidos y consistentes en cada etapa. Para el comodoro del Salinas Yacht Club y dueño del bote, Santos, su equipo hizo el mayor de los esfuerzos y  quedó satisfecho con el resultado.

“Conocíamos el nivel de los rivales y sabíamos que no iba a ser una competencia fácil. Además de que este año hubo más velas que en ediciones anteriores; esto hace la Copa Galápagos más interesante a nivel internacional”, declaró Santos.

Hace más de 20 años que un velero local no gana el afamado trofeo. El último en hacerlo fue el Alcance, en 1990. Antes de él, solo lo había logrado la misma Escuela Naval, con Carmen Gloria (IOR), en 1987.

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