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¿Por qué la comida del avión pierde sabor?

¿Por qué la comida del avión pierde sabor?
14 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Para la compañía Avianca, el costo por pasajero de servir una comida en clase económica está entre $ 1 y $ 13, todo depende de las horas de vuelo, señaló en una ocasión Claudia Arenas, directora internacional de comunicaciones y asuntos corporativos.

Los costos para clase ejecutiva o primera clase están entre $ 5 y $ 30, como lo señala un artículo publicado en la BBC de Londres y que fue facilitado por el Bureau of Transportation Statistics del Departamento de Transporte de Estados Unidos.

Aunque las compañías aéreas se esmeran por brindar un menú variado y de calidad, a más de 9 mil metros de altura la comida no siempre tiene el mismo sabor que en tierra.

Dentro del avión y a miles de metros de altura, los sabores sí sufren modificaciones, un tema que es investigado por los científicos. Se sabe que las papilas gustativas y el sentido del olfato son las primeras cosas que desaparecen cuando los pasajeros están a 10 mil metros de altura.

La percepción de los sabores salados y dulces es menor cuando las personas se encuentran dentro de una cabina presurizada. Todo lo que forma parte de la experiencia de volar afecta el sabor de lo que los pasajeros comen.

La comida y la bebida realmente saben distinto en el aire”, apunta Charles Spence, profesor de psicología experimental en la Universidad de Oxford, en Inglaterra. A 10 mil metros de altura la humedad es menor al 12%, más seco que en la mayoría de los desiertos. Esta combinación de sequedad y baja presión reduce la sensibilidad de las papilas gustativas a las comidas dulces y saladas en aproximadamente el 30%, según un estudio comisionado por la línea alemana Lufthansa.

Los investigadores del Instituto Fraunhofer de Alemania utilizaron un laboratorio especial que redujo la presión del aire para simular estar a más de 10 mil metros.
Curiosamente, lo que el estudio encontró fue que solo perdemos la sensación de los sabores dulces y salados. Los sabores agrios, amargos y picantes casi no resultan afectados.

La buena condimentación es clave para asegurar el buen sabor de la comida en el aire. Muchas veces las recetas son modificadas añadiéndoles más sal y otros condimentos.

Pero no solo se trata de las papilas gustativas, también se trata del olor.

Es necesario que evaporemos la mucosidad nasal para oler, pero en las cabinas presurizadas nuestros receptores olfativos no funcionan bien y el efecto hace que nuestra comida sepa doblemente mala.

Es por esta razón que las líneas aéreas tienen que darle a la comida del avión un toque extra de sabor. Según un artículo publicado por la revista Time, la clave radica en el uso de ingredientes o alimentos que contengan una gran cantidad de umami (palabra japonesa alude a un sabor difícil de definir pero que realza lo salado —se refiere al glutamato—).

Lufthansa detectó que sus pasajeros siempre toman mucho zumo de tomate, porque la presión de cabina atrae el sabor salado de las cosas de color rojo.

Fuente: www.bbc.com

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