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Los perros también curvan la boca cuando están felices

Los perros también curvan la boca cuando están felices
26 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Un perro no solo es capaz de ponerse contento y mostrarlo con enérgicos movimientos de su cola, sino que sabe reírse y puede lucir su sonrisa casi de oreja a oreja, afirman los expertos. Es decir, la risa que muchos propietarios creen distinguir en sus peludos amigos mientras juegan con ellos es, en efecto, lo que parece: una bonita sonrisa de un animal feliz.

Según el profesor Nicholas Dodman, de la Escuela de Veterinaria Cummings, cerca de Boston, hasta hace muy poco los científicos habían subestimado la emocionalidad de los animales. El investigador sostiene que los mamíferos experimentan emociones primarias como el miedo, la tristeza, la ira y la felicidad, y hasta emociones secundarias como los celos y la vergüenza, y que son capaces de comunicarlas.

Dodman dice que los perros tienen sentido del humor y se ríen con una especie de chiflido. Es posible notar esta sonrisa en los  animales cuando sus labios se pliegan de manera horizontal, lo cual es una señal de que el perro no constituye una amenaza. Además, se trata de una expresión que desarma a un posible agresor, al igual que la sonrisa humana.

En el caso de los gatos, es más difícil identificar una sonrisa porque tienen la boca curva por naturaleza.

Marc Bekoff, profesor emérito de Ecología y Biología Evolutiva en la Universidad de Colorado y autor de The Animal Manifesto: Six Reasons for Increasing our Compassion Footprint (El Manifiesto Animal: Seis razones para incrementar nuestra huella de la compasión) coincide con Dodman. “Las personas son a menudo agudos observadores de la conducta animal, mucho más de lo que se dan crédito por ello”,  afirma el experto en las emociones de los animales.

Bekoff señala que, en su gran mayoría, las investigaciones científicas confirman eventualmente lo que los amantes de los animales intuyen y observan. Parte de la laguna científica se debe al hecho de “estudiar a un animal en una caja”, como lo llama Dodman.

El científico, quien imparte actualmente una serie de lecturas sobre la conducta de perros y gatos, explica que la comprensión de la riqueza y la profundidad de la vida animal han mejorado con investigadores como Jane Goodall, quien vive con los animales en su ambiente natural.

Para Marc Bekoff los animales experimentan una amplia gama de emociones y son capaces de demostrarlas, igual que los humanos.

En un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Washington sobre ratas, la risa y la alegría, los autores describen cómo las ratas jóvenes vocalizan cuando se les hacen cosquillas.

Los científicos explican que esta risa “puede tener una relación evolutiva con la alegría de la risa en los niños cuando juegan en grupos”.

Bekoff aclara que nuestras emociones pueden no ser exactamente análogas a las de los animales, pero ni siquiera las emociones humanas son todas iguales. “El modo en que 2 hermanos experimentan la muerte de un padre puede no ser exactamente igual, pero ambos sienten tristeza”.

Bekoff cree que nuestra creciente aceptación de los animales como seres sensibles basada en investigaciones científicas necesita motivar legislaciones que provean una mayor protección a los animales usados en los laboratorios, los circos y la industria del entretenimiento.

Por ejemplo, un estudio de 2011 sobre los chimpancés y los trastornos del humor concluyó que “estos mostraron conductas similares al estrés postraumático y la depresión (en los humanos) en su principal criterio de diagnóstico, revelando la importancia de las consideraciones éticas sobre el uso de chimpancés en la experimentación científica y otras condiciones de cautiverio”.

Y sobre cómo este conocimiento afecta a los humanos, Bekoff señala que “aumenta el conocimiento de las personas sobre su lugar en el mundo de los mamíferos —como mamíferos únicos— pero mamíferos al fin y al cabo”.  Quienes han estado en contacto con perros, más de una vez habrán sentido que estos animales se sonríen y, según los expertos, no están tan errados.

El primero en estudiar este gesto fue el científico, autor de best sellers y premio Nobel de Medicina, Konrad Lorenz, quien describió la risa de este animal en su libro El hombre conoce al perro.

Él decía que “al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco su lengua”, en esta acción el ángulo de la boca se hace más pronunciado y se estira casi de oreja a oreja.

La risa de un perro es más fácil de ver cuando el animal juega con alguien que le quiere y le trata con cariño; también cuando pasa un buen rato en compañía de otras mascotas. La carcajada del perro también llamó la atención de la experta en comportamiento canino, Patricia Simonet, de la Universidad de Sierra Nevada, en Estados Unidos.

La etóloga acudió a los parques donde se producían reuniones de estos animales “armada” con potentes micrófonos, con el objetivo de grabar la risa de los perros mientras jugaban y se divertían con otros congéneres. A través de esta investigación descubrió que el jadeo del can cuando juega no siempre suena del mismo modo: en mitad del divertimiento produce un sonido distinto y más entrecortado que, además, desencadena la alegría y ganas de diversión de otros perros. Es la peculiar risa canina. “Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh“, dice Simonet. Este sonido entrecortado en mitad del jadeo sería la forma sonora de la risa canina.

Otro dato llamativo es que las cintas fueron escuchadas por un grupo de 15 cachorros y los pequeños estallaron de alegría solo con escuchar los sonidos enlatados de la risa de otros canes, lo que ha sorprendido a los veterinarios. El impacto positivo de las risas ha sido utilizado en algunos albergues y centros de adopción ya que estos sonidos mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés de los canes que sufrieron un abandono y que esperan un hogar.

Hay personas que  advierten que la sonrisa quizás no es solo muestra de felicidad.  Muchas veces el perro abre la boca con la lengua por fuera, y si bien lo vemos como la felicidad absoluta, es para ellos una manera de controlar su temperatura. De hecho, hay  razas que tienden a sobrecalentarse más. Fuente: Consumer.es

Pura risa:

La risa de un perro es más fácil de ver cuando el animal juega con alguien que le quiere y le trata con cariño; también cuando pasa un buen rato en compañía de otras mascotas.

Para un oído humano no entrenado, la risa del perro emitiría un sonido similar a un hhuh, hhuh.

El primer científico que estudió la sonrisa canina fue el Nobel Konrad Lorenz, quien dijo que al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco la lengua.

Cuando este animal sonríe, retrae los belfos (labios) y eleva la comisura bucal abriendo ligeramente la boca y dejando ver los dientes. Hay muchas fotografías y videos caseros donde se confirma que estos animales también reflejan su felicidad.

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