El vínculo que establecen los niños con sus mascotas parece indisoluble. Además, hay razones para asegurar que los animales juegan un papel fundamental en su equilibrio emocional.

Se ha comprobado que los ayuda a ser responsables y a canalizar mejor sus emociones. En el caso de los niños retraídos, por ejemplo, aprenden a ser más expresivos y a comunicarse mejor y, al mismo tiempo, les aporta compañía. Por eso, un equipo de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, sostiene que los menores que enfrentan adversidades, como enfermedades o la separación de sus padres, son más propensos a buscar apoyo en sus mascotas que en sus propios hermanos o familiares cercanos. Según los especialistas en psicología y psiquiatría de esta institución, los niños y niñas sienten que sus mascotas no los juzgan.

El lugar de las mascotas en la vida de los niños no ha sido reconocido de manera adecuada y la escala de su importancia ha sido subestimada, pero representan un importante apoyo”, sostiene Matt Cassel, investigador de posgrado de Psiquiatría en Cambridge.

Las rupturas familiares, por ejemplo, hacen que los niños sean más propensos a convivir más con una mascota que con sus padres. Tal y como señalan los investigadores, involucrados en este estudio, los infantes no solo recurren a los animales para sentir apoyo y compañía cuando enfrentan algún problema, sino que lo hacen incluso más de lo que recurren a sus familiares, a pesar de saber que sus mascotas no entienden la situación que atraviesan.

El estudio sugiere que los menores también son propensos a tener una relación más fuerte con los animales que con sus pares, ya que tales relaciones, sobre todo cuando son entre los niños con sus perros, alientan un comportamiento más social, como ayudar, compartir y cooperar.

Los investigadores británicos estiman como “válido hablar de las relaciones infantiles con mascotas de la misma forma en que hablamos acerca de las relaciones entre hermanos”.

La veterinaria Rosario Barros considera que perros, gatos y conejos, entre otros animales, son capaces de dar el cariño del que carecen muchos niños. Al mismo tiempo, pueden devolver la esperanza a quienes la han perdido y tienen el poder de motivar a personas enfermas o deprimidas.

Barrios indicó que la terapia asistida con mascotas se puede aplicar en todo tipo de personas, ya que que los animales son una motivación y llegan a formar un vínculo tan fuerte que incluso se convierten en confidentes, pues —según afirma— ha visto a niños y niñas hablarles a los animales de temas que nunca conversan con sus padres.

“Los animales, sobre todo los perros, dan amor incondicional y no juzgan a nadie. Al perro no le importa nada, solo da cariño”, manifiesta la especialista.

Por otro lado, un estudio llevado a cabo por investigadores de Bassett Medical Center, en Nueva York, en Estados Unidos, confirma la hipótesis de que los perros están asociados positivamente con la salud mental de los niños.

En definitiva, interactuar con una mascota también reduce los niveles de cortisol, probablemente a través de la liberación de oxitocina, lo que disminuye las respuestas fisiológicas al estrés.

Estos efectos hormonales pueden ser la base de los beneficios emocionales. (ARB)

ESPECIALISTA

“La mascota ayuda a sobrellevar las adversidades”

En realidad, son algunos los casos en los cuales las mascotas sustituyen la cercanía y el apoyo incondicional que los adultos deberíamos proporcionar a nuestros hijos, en especial cuando padre y madre se separan. Es fundamental que los cónyuges que decidieron separarse, por ejemplo, sepan advertir los sentimientos de sus hijos en esta y otras situaciones difíciles. Cuando hay problemas, los menores suelen sentir ansiedad y el factor de incertidumbre tiene a incrementarse.

Es por ello que muchos niños y niñas buscan la compañía de su mascota para sobrellevar estas adversidades. Los animales suelen ser esos seres vivos con los cuales se construyen afectos importantes y llenan la ausencias que provocan los adultos por estar dedicados a sus actividades y ocupaciones diarias. Ningún padre puede descuidar a sus hijos, perderles de vista, aun cuando estos también se encuentren atravesando momentos difíciles. Los niños son quienes más sufren en la familia, eso es un hecho.

Erika Vargas, psicóloga y catedrática de la Pontificia Universidad Católica