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¿Hay que temerles a las turbulencias?

Según los expertos, se requieren más que imperfecciones en el camino para hacer caer un avión.
Según los expertos, se requieren más que imperfecciones en el camino para hacer caer un avión.
17 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Una de las preguntas más recurrentes que surge en la mente de los pasajeros cuando viajan en avión es ¿qué puede suceder con la aeronave en una turbulencia?

Hoy en día, los aviones están diseñados para hacer frente a este tipo de contingencias y son capaces de resistir altos grados de turbulencia, gracias a la flexibilidad de sus alas, las cuales están diseñadas para doblarse hasta 4 metros, hacia arriba y hacia abajo, lo cual ayuda a compensar el peso del avión y a amortiguar los movimientos bruscos que genera la agitación atmosférica.

Lo primero que los pasajeros deben saber es que la turbulencia nunca es tan mala como se piensa; puede parecer que la nave ha caído 30 metros, pero en realidad no deben superar los 3.

Los aviones pasan a través de turbulencias todos los días, todo el día, y, según los especialistas en aeronáutica, se requiere mucho más que imperfecciones en el camino para hacerlos caer. Este transporte está construido para mantenerse en el aire.

Las turbulencias, en realidad, son poco peligrosas para los viajeros. Según la página ViveUSA, cada año se registran entre 30 y 60 casos de lesiones relacionados con estos fenómenos atmosféricos. Dos de cada 3 las sufren las sobrecargos.

Además, hay que tener en cuenta que los pilotos saben cuándo se aproxima una turbulencia, por lo que siempre emitirán la señal de abróchense sus cinturones, y están entrenados para volar con ellas; conocen sobre el clima y, por lo general, eligen la mejor ruta para viajar de la manera más tranquila.

La turbulencia es un efecto natural que se origina por los cambios en la dirección y la velocidad de las corrientes de aire. Por lo general, son consecuencia de diferentes situaciones meteorológicas: las más comunes son las nubes de desarrollo vertical y en las cercanías de los cumulonimbos —con fuertes corrientes ascendentes y descendentes—; o las turbulencias en aire claro por el jet stream (que es producto de la corriente de chorro).

Los cumulonimbos son nubes de gran desarrollo vertical que están formadas por una columna de aire cálido y húmedo, que se eleva en forma espiral rotatorio. Se empiezan a formar a menos de 2 kilómetros de altura y llegan hasta los 15 o 20 kilómetros de altitud.

Es un fenómeno que genera la más intensa de las turbulencias y que los aviadores intentan esquivar. También, es descrito como una corriente muy fuerte de viento, que se origina en las capas altas de la troposfera e incluso en la capa baja de la estratosfera y que se extiende a lo largo de varios miles de kilómetros, con una anchura de cientos de kilómetros y un grosor de varios kilómetros.

Su velocidad varía entre 60 y 150 kilómetros, y puede llegar hasta a 200 kilómetros.

En una turbulencia el avión parece una coctelera, en la que se mueve todo y por momentos da la impresión de que cae en picada. (I)

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