Un decreto Ejecutivo del 16 de abril de 2020 dispuso la prohibición para la contratación de impresión de libros de las instituciones públicas, incluidas las universidades.

Los centros de estudios superiores pusieron en marcha nuevas prácticas y los resultados son positivos. Las descargas y las lecturas de los trabajos digitales crecieron en poco tiempo.

“El precio del libro siempre fue un impedimento; al estar disponibles para descarga gratuita vemos que hay un interés muy significativo; nos dimos cuenta de que solo teníamos que modificar el mecanismo de difusión”, explica Bolívar Lucio, director de la Editorial del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).

Lucio pone como referencia que la tesis doctoral sobre Coca Codo Sinclair, que fue subida al portal a inicios de año, ya tiene 40 descargas.

Asimismo se creó un repositorio digital de política pública que sacó su primer número el 29 de abril y ya registró 200 descargas.

“Es una multiplicación por cinco, obviamente la tesis es un trabajo académico y el artículo de política pública es de consulta. Pero esto ha sido una muy buena oportunidad”.

La editorial de la Universidad Nacional de Educación (UNAE), en su planificación de estudios de 2020, dispuso la digitalización total de sus libros, revistas y demás trabajos, por lo que el mandato no les tomó por sorpresa.

“Empezamos el proceso en enero para que todos los autores, editores e involucrados en el proceso estén alineados y así fluir sin problemas; la plataforma fue lanzada a finales de marzo y nos ha ido muy bien”, sostiene su directora Sofía Calle.

Calle señala que, no obstante, los recortes presupuestarios decididos en los tiempos de pandemia sí afectan la generación de conocimiento y su divulgación.

Aclara que “en algunos lugares del país no tienen acceso a internet y para estos sectores es indispensable la impresión de los contenidos que se producen en las editoriales universitarias públicas”.

Por su parte, José Miguel Cabrera, director de la editorial de la Universidad de las Artes, señala que en 2020 han hecho cinco lanzamientos digitales de revistas y 13 publicaciones en total incluyendo libros.

Cabrera resalta que la liberación de los trabajos de la Universidad de las Artes en el mes de marzo tuvo una gran acogida.

La prohibición para imprimir libros será hasta enero de 2021 y hasta entonces Cabrera reflexiona que para una migración exitosa se puede dar un plan de acompañamiento para que se consuma más el libro digital y difundir de forma óptima conocimientos en la pandemia. (I)

La lectura de libros digitales se disparó con la pandemia

Sergio Mejías, director de Bubok, una reconocida plataforma de autopublicación española, indicó que el acceso al programa se ha multiplicado por cinco durante el confinamiento. Los picos llegaron a 100.000 usuarios únicos diarios.

“No ha pasado igual con las ventas que, por desgracia, se ha dividido en la misma proporción ante la incertidumbre de la gente con el trabajo y el futuro que nos espera cuando esto termine”.

No obstante, Leamos, una plataforma dependiente de BajaLibros, duplicó la cantidad de suscriptores. A la cuarentena la ayudó una decisión estratégica: liberar los contenidos durante este tiempo para poder leer de forma gratuita.

Octavio Görg, product manager de BajaLibros, lamenta que se haya dado bajo esta circunstancia tan dramática, “pero sin lugar a dudas es una oportunidad que tiene el sector para demostrar al mundo los beneficios de la lectura digital”. (I)